Reconócelo
en todos tus caminos,
y él enderezará tus veredas.
(Proverbios 3: 6).
y él enderezará tus veredas.
(Proverbios 3: 6).
Se
esperan grandes logros de parte de los hijos y las hijas de Dios. Contemplo a
los jóvenes de hoy, y mi corazón suspira por ellos. ¡Cuántas posibilidades
están abiertas antes ellos! Si sinceramente quieren aprender de Cristo, les
dará la misma sabiduría que le dio a Daniel. Ellos pueden obtener instrucciones
de Aquel que es poderoso en consejo. "El principio de la sabiduría es el
temor de Jehová" (Sal. 111: 10).
Dice
el salmista: "La exposición de tus palabras alumbra; hace entender a los simples"
(Sal. 119: 130). Y el sabio escribe: "Reconócelo en todos tus caminos, y
él enderezará tus veredas" (Prov. 3: 6).
Que
los jóvenes traten de apreciar el privilegio que puede pertenecerles: ser
dirigidos por la infalible sabiduría de Dios.
Que tomen la Palabra de verdad como su consejera, y lleguen a ser
hábiles en el uso de "la espada del Espíritu". Satanás es un general
sabio; pero el humilde y consagrado soldado de Jesucristo puede vencerlo. Acerca de los victoriosos se dice: "Le
han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio
de ellos" (Apoc. 12: 11).
No
debemos confiar en el yo. Nuestra fuerza finita es sólo debilidad. Dice Jesús: "Separados de mí nada podéis
hacer"; pero promete, "Si permanecéis en mí, y mis palabras
permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho" (Juan
15: 5, 7).
Se
piensa que es un gran honor ser invitado a la presencia de un rey terrenal. Pero
consideremos el sorprendente privilegio que se nos ofrece. Si obedecemos los
requerimientos de Dios, somos hijos e hijas del Rey del universo. Mediante un
Salvador crucificado y resucitado podemos estar llenos de los frutos de
justicia y preparados para brillar en las cortes del Rey de reyes por las
edades sin fin... Nuestro trabajo consiste en buscar la unión más íntima
posible con el Hijo de Dios, aprender en su escuela y llegar a ser mansos y
humildes de corazón para hacer las obras de Cristo, extender su reino y apresurar
su venida.
Review and Herald, 28 de febrero de 1888. 252 RP/EGW/MHP
Review and Herald, 28 de febrero de 1888. 252 RP/EGW/MHP
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