Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí,
yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son
fieles y verdaderas. (Apocalipsis 21: 5).
La hermana White no es la originadora de estos
libros. Ellos contienen la instrucción que Dios le dio durante la obra de su
vida. Encierran la preciosa y consoladora luz que el Señor generosamente le
reveló a su sierva para darla al mundo. Desde sus páginas esta luz ha de
brillar en los corazones de los hombres y las mujeres para conducirlos al
Salvador.
El Señor ha declarado que estos libros deben ser esparcidos por todo
el mundo. Hay en ellos verdades que, para quienes los reciban, serán sabor de
vida para vida. Son testigos silenciosos de Dios.
En lo pasado, ellos fueron los medios en sus manos
para convencer y convertir a numerosas personas. Muchos de los que los leyeron
con ferviente expectación fueron inducidos a ver la eficacia de la propiciación
de Cristo, a confiar en su poder, a encomendar el cuidado de sus vidas al
Creador y a esperar la venida del Salvador, quien llevará a sus amados al hogar
celestial. En lo futuro, estos libros clarificarán el evangelio a muchos más
revelándoles el camino de la salvación.
El Señor ha enviado mucha instrucción a su pueblo,
línea sobre línea, precepto sobre precepto, un poquito allí, otro poquito allá.
Se le ha prestado poca atención a la Biblia. Por eso el Señor ha enviado una luz menor para conducir a hombres y
mujeres a la luz mayor.
¡Cuánto bien podría realizarse si los libros que la
contienen fueran leídos con una determinación de llevar a la práctica los
principios que exponen!
Habría mil veces más vigilancia, más abnegación
propia y más esfuerzo resuelto.
Y muchos más se gozarían ahora con el mensaje
de la verdad presente.
Mis hermanos y hermanas, trabajen fervientemente
para hacer circular estos libros.
Pongan
su corazón en esta obra, y la bendición de Dios estará con ustedes. Salgan con
fe orando a fin de que Dios prepare los corazones para recibir la verdad. Sean
bondadosos y corteses. Muestren por una conducta consecuente que son verdaderos
cristianos. Procedan según la luz del cielo, y el camino de ustedes será como
la senda del justo, cuyo brillo aumenta hasta que el día es perfecto.
Review and Herald, 20 de enero de 1903. 235 RP/EGW
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