Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y
profetas,
siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo. (Efesios 2: 20).
siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo. (Efesios 2: 20).
Que ningún hombre entre en la obra destruyendo los
fundamentos de la verdad que han hecho de nosotros lo que somos. Aunque había
trampas a cada lado, Dios dirigió a su pueblo paso a paso. Bajo la maravillosa
conducción de un claro "Así dice el Señor", se ha establecido una
verdad que ha soportado la prueba. Cuando los hombres se levantan e intentan atraer a
los discípulos tras de sí, enfréntenlos con las verdades que han sido probadas
como por fuego.
"Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: El
que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas, dice esto: Yo
conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto. Sé
vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado
tus obras perfectas delante de Dios.
Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y
arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué
hora vendré sobre ti" (Apoc. 3: 1-3).
Quienes procuran mover los antiguos pilares, no
están afirmando las cosas; no recuerdan lo que han recibido y oído. Quienes
tratan de introducir teorías que mueven las columnas de nuestra fe con respecto
al santuario, la personalidad de Cristo o de Dios, están trabajando como
ciegos. Procuran introducir incertidumbre y dejar al pueblo de Dios sin ancla,
a la deriva.
Quienes pretenden estar identificados con el mensaje
que Dios nos ha dado, deben tener percepciones espirituales agudas y claras,
para poder distinguir la verdad del error. La palabra del mensajero de Dios es:
"Despierta a los atalayas". Si los hombres discernieran el espíritu
de los mensajes dados, y procuraran encontrar de qué fuente proceden, el Señor
Dios de Israel los guardaría de ser descarriados.
Manuscript Release Nº 760, pp. 9, 10. 238 RP/EGW
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