martes, 25 de agosto de 2020

25. “CONSEJO A LOS LÍDERES” VIII. INSPIRADOS POR EL ESPÍRITU.


Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.              (1 Pedro 5: 2, 3)
Se me ha instruido que diga a nuestros hermanos ministros: Que los mensajes que salen de sus labios estén cargados con el poder del Espíritu de Dios.  Si alguna vez hubo un tiempo en que era necesaria la conducción especial del Espíritu Santo, ese tiempo es ahora.  Necesitamos una completa consagración.  Es tiempo de que demos al mundo una demostración del poder de Dios en nuestras propias vidas y ministerio.
El Señor desea ver la proclamación del mensaje del tercer ángel llevada adelante con eficiencia creciente. Como él ha actuado en todas las épocas para dar victorias a su pueblo, así también en este tiempo anhela llevar a una culminación triunfante sus propósitos para la iglesia.  Pide a los santos creyentes que avancen unidos, creciendo continuamente en fuerza, y que vayan de la fe a una mayor seguridad y confianza en la verdad y la justicia de su causa.
Debemos mantenernos firmes como una roca sobre los principios de la Palabra, recordando que Dios está con nosotros a fin de damos poder para afrontar cada nueva experiencia.  
Mantengamos siempre en nuestra vida los principios de la justicia, para que podamos avanzar cada vez con mayor fuerza en el nombre del Señor.  Hemos de tener por muy sagrada la fe que ha sido establecida por la instrucción y la aprobación del Espíritu de Dios desde nuestras primeras experiencias hasta el presente.  Tenemos que atesorar como muy preciosa la obra que el Señor ha estado llevando adelante mediante su pueblo que guarda los mandamientos, el cual, en virtud del poder de su gracia, crecerá en fuerza y eficiencia a medida que el tiempo avance.
El enemigo está procurando nublar el discernimiento del pueblo de Dios y debilitar su eficiencia; pero, si trabajan de acuerdo con la dirección del Espíritu de Dios, él abrirá puertas de oportunidad ante ellos para la tarea de edificar los desiertos antiguos.  
Su experiencia será de crecimiento constante, hasta que el Señor descienda del cielo con poder y grande gloria para poner su sello de triunfo final sobre sus fieles.
Review and Herald, 12 de junio de 1913. 249 RP/EGW/MHP

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