Este es el mensaje que hemos oído de él, y os
anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y
andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en
luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de
Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. (1 Juan 1: 5-7).
Durante más de medio siglo he sido la mensajera del
Señor, y mientras dure mi vida continuaré entregando las comunicaciones que
Dios me da para su pueblo. No me
atribuyo ninguna gloria para mí; en mi juventud el Señor me hizo su portavoz
para comunicar a su pueblo testimonios de ánimo, advertencia y reprensión. Durante sesenta años he estado en
comunicación con mensajeros celestiales y aprendiendo constantemente de seres
divinos, en relación con la forma en que Dios está continuamente obrando para
sacar a las personas del camino del error a la luz de la verdad.
Muchas personas recibieron ayuda, porque creyeron
que los mensajes que se me dieron habían sido enviados por misericordia a los
que yerran. Cuando veía a quienes
necesitaban una fase diferente de la experiencia cristiana, la compartía para
su bien presente y eterno. Y mientras el
Señor me conserve la vida, haré mi obra fielmente, ya sea que los hombres y las
mujeres escuchen y obedezcan mi mensaje o no. Se me dio claramente mi obra, y mientras sea obediente recibiré gracia.
Yo amo a Dios. Amo a Jesucristo, el Hijo de Dios, y siento un intenso interés en cada
persona que dice ser hija de Dios. Estoy
decidida a ser un fiel mayordomo mientras el Señor me conserve la vida. No le fallaré ni me desanimaré...
Yo amo al Señor; amo a mi Salvador, y mi vida está
totalmente en las manos de Dios. Mientras él me sostenga, daré un testimonio decidido.
Manuscript Releases, t. 5, pp. 152, 153. 251 RP/EGW/MHP
Manuscript Releases, t. 5, pp. 152, 153. 251 RP/EGW/MHP
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