Pero
hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos
maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán
al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina. (2
Pedro 2:1).
En
lo futuro se levantarán engaños de toda clase, por lo que necesitamos una base
sólida para nuestros pies. Queremos pilares firmes para el edificio. Ni un solo
clavo ha de quitarse de lo que el Señor ha establecido. El enemigo introducirá falsas teorías, como
la doctrina de que no hay santuario. ¿Dónde encontraremos seguridad a menos que
sea en las verdades que el Señor nos ha estado dando en los últimos cincuenta
años?
Quiero
decirles que Cristo vive, intercede por nosotros, y salvará a todo aquel que
viene a él con fe y obedece sus instrucciones. Pero recuerden que no quiere que
dediquen sus energías a criticar a los hermanos.
Ocúpense
de su salvación. Hagan la obra que Dios les ha dado. Encontrarán tanto para
hacer que no tendrán inclinación a criticar a algún prójimo. Usen el talento
del habla para ayudar y bendecir. Si
ejecutan la obra que Dios les ha dado, tendrán un mensaje para llevar, y
comprenderán qué significa ser santificados por el Espíritu. No
crean que Satanás no hace nada. No
piensen que su ejército está pasivo. Él y sus instrumentos ocupan el campo.
Tenemos
que ponernos toda la armadura de Dios. Habiendo hecho esto, permanezcamos en
pie, enfrentando a principados y poderes y maldades espirituales en el aire. Si
tenemos puesta la armadura celestial, encontraremos que los ataques del enemigo
no tendrán poder sobre nosotros. Los ángeles de Dios estarán a nuestro
alrededor para protegernos. Con la seguridad de Dios, sé que será así.
En
el nombre del Señor Dios de Israel les pido que vengan en ayuda del Señor, para
guerrear con él contra los poderosos. Si hacen esto, tendrán de su lado un
potente Ayudador y Salvador personal. Estarán cubiertos con el escudo de la
Providencia. Dios abrirá un camino para
ustedes, para que nunca sean vencidos por el enemigo.
Review
and Herald, 25 de mayo de 1905, 242 RP/EGW
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