Y
él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos
pueblos, naciones, lenguas y reyes. (Apocalipsis 10: 11).
pueblos, naciones, lenguas y reyes. (Apocalipsis 10: 11).
Nuestra
obra de publicaciones se estableció según las instrucciones de Dios y bajo su
dirección especial. Fue fundada para alcanzar un objetivo preciso. Los
adventistas del séptimo día han sido elegidos por Dios como pueblo particular,
separado del mundo. Con el gran instrumento de la verdad, los ha sacado de la
cantera del mundo y los ha relacionado consigo.
Ha
hecho de ellos representantes suyos, y los ha llamado a ser sus embajadores
durante esta última fase de la obra de salvación. Les ha encargado que
proclamen al mundo la mayor suma de verdad que se haya confiado alguna vez a
seres mortales, las advertencias más solemnes y terribles que Dios haya enviado
alguna vez a los hombres. Y nuestras casas publicadoras se cuentan entre los
medios más eficaces para realizar esta obra.
Estas
instituciones deben ser testigos para Dios y enseñar la justicia al mundo. La
verdad debe resplandecer de ellas como una antorcha. Deben emitir
constantemente en las tinieblas del mundo rayos de luz que adviertan a los
hombres los peligros que los exponen a la destrucción, y parecerse así a la
poderosa luz de un faro edificado en una costa peligrosa.
Las
páginas impresas que salen de nuestras casas publicadoras, deben preparar a un
pueblo para ir al encuentro de su Dios. En el mundo entero, estas instituciones
deben realizar la misma obra que hizo Juan el Bautista en favor de la nación
judía. Mediante solemnes mensajes de
amonestación, el profeta de Dios arrancaba a los hombres de sus sueños
mundanos. Por su medio, Dios llamó al arrepentimiento al apóstata Israel. Por
la presentación de la verdad desenmascaraba los errores populares. En contraste
con las falsas teorías de su tiempo, la verdad resaltaba de sus enseñanzas con
certidumbre eterna. "Arrepentíos, que el reino de los cielos se ha
acercado" (Mat. 3: 2). Tal era el mensaje de Juan. El mismo mensaje debe
ser anunciado al mundo hoy por las páginas impresas que salen de nuestras casas
editoras. Joyas
de los testimonios, t. 3, pp. 140, 141. 245 RP(EGW/MHP
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