Y
cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo
éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo,
porque Dios estaba con él. (Hechos 10: 38).
Nuestra
obra está claramente definida. Como el
Padre envió a su Hijo unigénito, así Cristo nos envía a nosotros, sus
discípulos, como sus obreros médico-misioneros. Al cumplir esta elevada y santa
misión, tenemos que hacer la voluntad de Dios.
Ninguna mente o juicio humano debe ser nuestro criterio acerca de qué
constituye la obra médico-misionera genuina...
Es
de origen celestial. No fue originada
por ninguna persona que viva ahora. Pero
en relación con este trabajo vemos tantas cosas que deshonran a Dios que se me
ha instruido decir: La obra médico-misionera es de origen divino, y tiene una
misión muy gloriosa que cumplir. En
todas sus directivas ha de estar en armonía con la obra de Cristo. Los que son obreros junto con Dios
representarán tan ciertamente el carácter de Jesús, como Cristo representó el
carácter de su Padre mientras estuvo en este mundo.
Se
me ha instruido para decir que Dios limpiará la obra médico-misionera de la
mancha de la mundanalidad, y la elevará para estar en su verdadera posición
ante el mundo. Cuando se introducen en esta obra planes que ponen en peligro a
los creyentes, se destruye su influencia.
Por esto, en la realización de la obra médico-misionera han surgido
muchas perplejidades que demandan nuestra cuidadosa consideración...
Nada
nos ayudará más en esta etapa de nuestra obra que comprender y cumplir la
misión del mayor Médico Misionero que alguna vez estuvo sobre la tierra; nada
ayudará más que percibir cuán sagrada es esta clase de obra y cuán
perfectamente corresponde con la obra del gran Misionero. El propósito de nuestra misión es el mismo
que el de la misión de Cristo. ¿Por qué envió Dios a su Hijo al mundo
caído? Para dar a conocer y demostrar
ante la humanidad el amor de Dios hacia ellos. Cristo vino como Redentor. A través
de todo su ministerio tenía que mantener en alto su misión de salvar a los
pecadores.
Medical
Ministry, p. 24. 244 RP/EGW
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