Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza,
y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo? Entonces le
respondió: Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia
es pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre. Jehová le dijo:
Ciertamente yo estaré contigo, y derrotarás a los madianitas como a un solo
hombre.
(Jueces 6:14-16).
Todas las maravillas que Dios obró en favor de su
pueblo fueron realizadas por los medios más sencillos. Cuando éste se consagre
completamente al Señor, entonces él los empleará para llevar adelante su obra
en la tierra. Pero, deberíamos recordar que del éxito que nos acompañe, toda la
gloria y el honor pertenecen a Dios, puesto que cada facultad y cada aptitud
son un don suyo.
Dios probará hasta lo sumo la fe y el valor de
aquellos a quienes ha confiado responsabilidades en su obra. Las apariencias a
menudo parecerán desalentadoras. Sin embargo, repetidamente ha dado garantías
de su ayuda, aunque la fe vacile. Entonces, el "Así dice el Señor"
debe ser nuestra firme seguridad, independientemente de los razonamientos
humanos o de las aparentes imposibilidades.
La experiencia de Gedeón y de su ejército tiene el
propósito de enseñar una lección de sencillez y fe. El dirigente a quien Dios
eligió no ocupaba ningún cargo en Israel. No era gobernante, ni levita, ni
sacerdote. Él pensaba que era el más pequeño en la familia de su padre. La
sabiduría humana no lo hubiera seleccionado; pero Dios vio en Gedeón un hombre
íntegro y de valor moral. Desconfiaba de sí mismo, y estaba dispuesto a
escuchar las enseñanzas divinas y llevar adelante sus propósitos.
El Señor no depende de hombres de elevada posición,
de gran intelecto o extensos conocimientos. Tales hombres a menudo son
orgullosos y autosuficientes. Se sienten competentes para diseñar y ejecutar
planes sin el consejo de Dios. Se separan de la Vid verdadera, y por ello se
vuelven secos e infructuosos, como ramas marchitas. El Señor desea avergonzar las jactancias de los
hombres. El dará éxito a los esfuerzos más débiles y a los métodos menos prometedores, cuando sean divinamente señalados y realizados con humildad y
confianza.
Signs of the Times, 30 de junio de 1881. 263
RP/EGW/MHP
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