martes, 15 de diciembre de 2020

16. “UN TIZÓN ARREBATADO DEL INCENDIO” (XII. TRIUNFANTES EN EL ESPÍRITU).

Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda, oh Satanás; Jehová que ha escogido a Jerusalén te reprenda. ¿No es éste un tizón arrebatado del incendio? (Zacarías 3: 2).

Jesús habla de su pueblo como de un tizón arrebatado del incendio, y Satanás comprende lo que esto significa. Los sufrimientos infinitos del Hijo de Dios en el Getsemaní y en el Calvario fueron soportados para que él pudiera rescatar a su pueblo del poder del maligno.

La obra de Jesús en la salvación de las personas que perecen es como si él pusiera la mano en el fuego para salvarlos. Josué, que representa al pueblo de Dios, está delante del ángel vestido de ropas inmundas; pero cuando el pueblo se arrepiente delante de Dios por la transgresión de su ley, y extiende la mano de la fe para aferrarse de la justicia de Cristo, Jesús dice: "Quítenles sus ropas inmundas y vístanlos con ropas nuevas".

Es sólo mediante la justicia de Cristo que somos capacitados para guardar la ley. Los que adoran a Dios con sinceridad y verdad, y en su interior se afligen delante de él como en el gran día de la expiación, lavarán sus mantos del carácter y los blanquearán en la sangre del Cordero. Satanás procura atar la mente humana con engaño para que los hombres no se arrepientan y crean que sus ropas inmundas pueden ser quitadas sin la intervención de Cristo.

¿Por qué aferrarnos a miserables defectos de carácter a fin de cerrar el camino para que Jesús no pueda obrar en favor de nosotros?

Durante el tiempo de angustia la posición del pueblo de Dios será similar a la de Josué. No ignorarán la obra que se está haciendo en el cielo en su favor. Percibirán que el pecado es registrado frente a sus nombres, pero también sabrán que los pecados de todos los que se arrepienten y se aferran de los méritos de Cristo serán cancelados...

Los Nombres de los que han manifestado verdadero arrepentimiento del pecado, y por una fe viva en Cristo obedecen los mandamientos de Dios, serán conservados en el libro de la vida y confesados delante del Padre y delante de los santos ángeles. Jesús dirá: "Estos son míos; yo los he comprado con mi propia sangre". Signs of the Times, 2 de junio de 1890. 362 RP/EGW/MHP


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