martes, 24 de julio de 2018

III. FRUCTÍFEROS EN EL ESPÍRITU: 02. EL ARREPENTIMIENTO COMO PRIMER FRUTO.


Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. (Salmos 51: 1, 2). 

El arrepentimiento es uno de los primeros frutos de la gracia salvadora. En sus lecciones al hombre caído, nuestro gran Maestro presenta el poder viviente de su gracia afirmando que, en virtud a ella, el hombre y la mujer pueden experimentar la pureza y la santidad de la nueva vida. Quien viva esta experiencia desarrollará los principios del reino de los cielos. Al enseñar acerca de Dios, conduce a otros a andar por caminos rectos. No llevará al cojo a transitar por senderos de incertidumbre. 

La obra del Espíritu Santo identifica al que es participante de la naturaleza divina. Cada creyente en quien obra el Espíritu de Cristo recibe tan generoso abastecimiento de la rica gracia, que los incrédulos no pueden menos que reconocer que esa persona es controlada y sustentada por el poder divino; esto los inspira a glorificar a Dios. Pese a todas las invitaciones de Cristo, lamentablemente hay personas que continúan manifestando rasgos de impiedad. A ellos Dios les dice:"¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza... Volveos a mi reprensión; he aquí que yo derramaré mi Espíritu sobre vosotros, y os haré saber mis palabras" (Prov. 1: 22, 23). 

El arrepentimiento del pecado es el primer fruto de la actuación del Espíritu Santo en la vida. Es el único proceso mediante el cual la infinita pureza refleja la imagen de Cristo en sus redimidos. En él habita toda la plenitud. La ciencia que no está en armonía con Jesús es sin valor. El mismo nos enseña a reputar como pérdida todas las cosas por la excelencia del conocimiento de Jesús nuestro Señor. Este conocimiento es la más elevadas de todas las ciencias que el hombre puede alcanzar.- Manuscript 28, 1905. EGWRP MHP

sábado, 21 de julio de 2018

III. FRUCTÍFEROS EN EL ESPÍRITU: 01. FRAGANCIA CELESTIAL.


No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os 
lo dé. (Juan 15: 16). 

Para producir muchos frutos, hay que aprovechar al máximo todo privilegio y oportunidad para desarrollar una mente cada vez más espiritual. El que desea recibir diariamente la ayuda divina debe deponer toda vulgaridad, orgullo y mundanalidad. El que quiera crecer espiritualmente, con el poder del Espíritu Santo debe utilizar todos los recursos que el evangelio le proporciona para ganar en piedad e influencia. Es por medio de las invisibles agencias sobrenaturales como se produce el proceso de desarrollo desde la semilla hasta que el grano madura. 

Antes de la traición y la crucifixión, Jesús consoló a sus discípulos con la promesa del Espíritu Santo; y en la doctrina acerca de este agente de influencia divina, qué riquezas les fueron reveladas, porque esta bendición traería en su estela todas las otras bendiciones. El Espíritu Santo imparte su aliento a los que humildemente confían en Cristo como el autor y el consumador de la fe, para que los frutos que produzcan sean para vida eterna. Habrá fragancia en su influencia, y el nombre de Jesús será música en los oídos, y melodía en su corazón. Aunque no sean capaces de explicar el misterio de esta experiencia, los creyentes tendrán para otros sabor de vida que vivifica. 

Si las nubes los circundan saben que, al clamar al Señor, las tinieblas serán disipadas, y volverán el sosiego y el gozo al templo de su ser. Conocen lo que es tener la revelación del amor perdonador de Dios, una experiencia de paz que está más allá de toda comprensión, que inspira a alabar y, en agradecida adoración, a elevar todo el ser al que los amó y con su sangre los lavó del pecado. Tienen paz mediante Cristo Jesús y gozo en el Santo Espíritu. Al estar en Cristo permanecen abrazados al seno del amor infinito, que los llena de sumisión a su voluntad y les permite atesorar el cielo en sus corazones. Cristianos con estas virtudes producirán muchos frutos para la gloria de Dios e interpretarán correctamente el carácter divino, cuyos atributos serán manifestados al mundo.- Signs of the Times, 3 de abril de 1893. EGWRP MHP 

II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU: 29. VICTORIA PASO A PASO


Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. 
(1 Corintios 9: 26, 27).
 Dios conduce a su pueblo paso a paso. La vida cristiana es una marcha y una batalla. En esta guerra no hay tregua. El esfuerzo debe ser constante y perseverante. Mediante la lucha persistente es como se obtiene la victoria sobre las tentaciones de Satanás. La integridad cristiana se logra buscándola con avidez y con irresistible energía, y se la mantiene en virtud de una definida resolución de propósitos... 
El cristianismo tiene un tema que debe ser enseñado, una ciencia mucho más profunda, amplia y alta que todas las disciplinas humanas y más elevada que el cielo. 
Dadas nuestras inclinaciones, si deseamos servir a Dios, primero la mente debe ser educada, adiestrada y disciplinada. Hay tendencias al mal que tenemos que superar. Algunas han sido heredadas y otras cultivadas. Con frecuencia, hay que descartar la capacitación y la educación de toda una vida si uno desea aprender en la escuela de Cristo. 
El corazón debe ser educado para que esté firme en Dios. Hay que cultivar hábitos de pensamiento que capaciten para resistir la tentación. 
Tenemos que aprender a mirar hacia arriba. Los principios de la Palabra de Dios -tan elevados como los cielos, y que abarcan la eternidad-, deben entenderse e incorporarse a nuestra vida. Cada hecho, cada palabra y cada pensamiento tiene que estar en armonía con ellos.
 Los preciosos dones del Espíritu Santo no se desarrollan en un momento. El valor, la fortaleza, la mansedumbre, la fe y la confianza inconmovible en el poder de Dios para salvar, se adquieren por la experiencia de los años. 
En virtud a una vida de esfuerzos santos y de una firme adhesión a los principios rectos, es como los hijos de Dios sellarán su destino. No tenemos tiempo que perder. No sabemos cuán pronto finalizará el tiempo de gracia. La eternidad se extiende delante de nosotros. El telón está a punto de levantarse. Cristo pronto volverá. Los ángeles de Dios están tratando de sustraernos de nosotros mismos y de las cosas terrenales. No permitamos que trabajen en vano. 8TI 313, 314. EGWRP MHP

martes, 10 de julio de 2018

II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU: 28. CRECIMIENTO CONTINUO.


Más la senda de los justos es como la luz de la aurora, 
que va en aumento hasta que el día es perfecto. (Proverbios 4: 18).
 A un costo infinito se hizo provisión para que podamos alcanzar la perfección del carácter cristiano. Los que han tenido el privilegio de escuchar la verdad, y, gracias al Espíritu Santo recibieron la impresión de aceptar las Escrituras como la voz de Dios, no tienen excusas por ser pigmeos en la vida religiosa.
 Mediante el ejercicio de las facultades que Dios nos ha dado, diariamente debemos aprender a recibir, sin interrupción, el poder y el fervor espirituales provistos para los verdaderos creyentes. Si deseamos ser plantas crecidas en el huerto del Señor, en verdad necesitamos tener una constante provisión de vida espiritual. Entonces, el desarrollo se producirá en la fe y el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. No existen términos medios para desentendernos de nuestra responsabilidad. 

Con el fin de desarrollar un carácter religioso sólido, debemos mantener nuestro avance rumbo al cielo. 
La medida que recibamos del Espíritu Santo estará en proporción a la dimensión de nuestros deseos, a la fe ejercida por ellos, y al uso que hagamos de la luz y del conocimiento que se nos dio. 
El Espíritu Santo será impartido de acuerdo con la capacidad que cada uno desarrolle para recibirlo, y para darlo a conocer a otros. Cristo dijo: "Todo aquel que pide, recibe; y el que busca halla" (Luc. 11:10). 

El que realmente busca la preciosa gracia de Cristo, estará seguro de no ser defraudado. La promesa la hizo Uno que no nos decepcionará. No es una teoría o una máxima religiosa, sino un hecho, como lo es la ley del gobierno divino. Podemos estar seguros de recibir el Espíritu Santo, si individualmente tratamos de experimentarlo al someter a prueba la Palabra de Dios. El es verdad; su orden es perfecto. "El que busca, halla; y al que llama, se le abrirá" (Luc. 11: 10). La luz y la verdad brillarán de acuerdo con nuestro deseo interior. 
¡Oh, que todos seamos hambrientos y sedientos de su justicia, y que podamos ser saciados!
Review and Herald, 5 de mayo de 1896. 
EGW RP MHP

jueves, 5 de julio de 2018

II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU: 27. SANTIFICADOS, MAS NO SIN PECADO.


Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor. 
(1Corintios 1: 30, 31). 

Necesitamos establecer la diferencia entre la santificación falsa y la genuina. La santificación no es meramente profesar y enseñar la Palabra de Dios, sino vivir conforme a su voluntad. Los que creen estar sin pecado, y hacen alarde de su santificación, desconocen el peligro en que se encuentran por confiar en sí mismos.

 Se apoyan en la suposición de que habiendo experimentado una vez el divino poder de la santificación, están libres del riesgo de caer. Creyendo ser ricos, y pensando que no necesitan nada, ignoran que son miserables, pobres, ciegos y desnudos. Sin embargo, los que verdaderamente han sido santificados, tienen un concepto muy claro acerca de su debilidad. Conscientes de su necesidad, acuden a la fuente de gracia y fortaleza que está en Cristo, el único en quien reside toda la plenitud y puede satisfacer sus necesidades. 

Al ser conscientes de sus imperfecciones, buscan la manera de llegar a ser más semejantes a Jesús y de vivir en mayor armonía con los principios de su santa ley. La permanente sensación de incapacidad los conduce a depender enteramente de Dios, quien les permite ejemplificar la obra del Espíritu. Los tesoros del cielo están disponibles para atender las necesidades de todos los que interiormente sienten hambre y sed. 

Los que experimentan esto tienen la certeza de que un día contemplarán las glorias de ese reino que la imaginación apenas ahora puede concebir. Los que ya sintieron el poder santificador de Dios no deben caer en el peligroso error de pensar que están libres del pecado, que ya alcanzaron los niveles más elevados de la perfección, y que, por lo tanto, están fuera del alcance de la tentación. 

La norma de todo creyente debería ser mantener un carácter puro y bondadoso como el de Cristo. Día tras día podrá añadir nuevas bellezas, y reflejar al mundo más y cada vez más la imagen divina.
Bible Echo, 21 de febrero de 1898. EGW RP  MHP 

09. “LA SANGRE DE CRISTO Y SU JUSTICIA PURIFICA NUESTRA ADORACIÓN”

Ahora Bien, El Punto Principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la ...