viernes, 12 de octubre de 2018

III. FRUCTÍFEROS EN EL ESPÍRITU: 13. BONDAD.



Abre su boca con sabiduría, y la ley de clemencia está en su lengua. (Proverbios 31: 26). 
En la gran obra de vencer y de subyugar el egoísmo, el Señor está dispuesto a proporcionar ayuda a quien la necesita. Permita que en sus labios esté la ley de la bondad y que su corazón tenga el aceite de la gracia. Esto producirá maravillosos resultados. Llegará a ser tierno, compasivo y cortés. Usted necesita todas estas virtudes. El Espíritu Santo debe ser recibido e incorporado a su carácter. 

Entonces será como fuego santo, cuyo incienso se elevará a Dios, no de labios que condenan, sino como un agente sanador para el creyente. Su semblante será una expresión de la imagen divina. No deberían pronunciarse agudezas hirientes, ni palabras ásperas, severas o de crítica. Esto es fuego extraño, y debe dejarse fuera de las reuniones y del trato con los hermanos. 

Dios requiere que cada creyente encienda su incensario con carbones de fuego santo. Las palabras ordinarias, crueles, severas y duras que tan rápidamente brotan de los labios, deben desecharse para que el Espíritu de Dios pueda hablar por intermedio del agente humano. Si contempla el carácter de Cristo usted será transformado a su semejanza. Únicamente la gracia de Jesús es capaz de cambiar su corazón para que pueda reflejar la imagen de Cristo. Para poder ser semejantes a él, Dios nos invita a ser puros, santos y sin mancha. Debemos tener la imagen divina... 

Podremos hablar de la bendición del Espíritu y hasta orar para recibirlo, pero, a menos que actúe en el hombre, será evidente que ese agente divino no está en su corazón. 

Cuando el Espíritu moldea y prepara el carácter a la semejanza de Cristo, esto será puesto en evidencia en forma inconfundible en cada palabra que se expresa y en todo lo que se hace.  Esta realidad permite demostrar al mundo la diferencia abismal que existe entre los hijos de luz y los hijos de las tinieblas. El Señor desea que en forma inflexible permanezcamos identificados con la fe que una vez fue dada a los santos. Debemos decir la verdad con amor. Nuestro gran Maestro dice: "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga" 
(Mat. 11: 29, 30). Letter 84, 1899. 84  RP EGW

III. FRUCTÍFEROS EN EL ESPÍRITU: 12. DOMINIO PROPIO.


Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. (Daniel 1: 8). 

Haríamos bien en ponderar las lecciones que este texto encierra. Un estricto acatamiento a las exigencias de la Biblia será una bendición para el cuerpo y todo el ser. El fruto del Espíritu no es solamente amor, gozo y paz; también es temperancia (Y Dominio Propio). Por ser templos del Espíritu Santo tenemos el desafío de no contaminar nuestros cuerpos. Los cautivos hebreos fueron hombres con pasiones semejantes a las nuestras; sin embargo, permanecieron firmes en medio de las atractivas influencias de la lujuriosa corte de Babilonia. 

La juventud de nuestro tiempo está rodeada por las seducciones de la gratificación propia. Especialmente en las grandes ciudades, cada expresión de la complacencia sensual se presenta en forma incitante y al alcance de todos. Los que, como Daniel, rehusan contaminarse, cosecharán la recompensa de los hábitos temperantes. Gracias a un mayor vigor físico y su acrecentado poder de resistencia, contarán con una reserva para afrontar situaciones de emergencia. 

Los buenos hábitos físicos contribuyen a la superioridad mental. El poder intelectual, el vigor físico y las expectativas de vida dependen de leyes inmutables. La naturaleza creada por Dios no interfiere para preservar al ser humano de las consecuencias resultantes de la violación de sus exigencias. El que lucha por la victoria debe ser temperante en todo. La claridad de pensamiento y firmeza de propósito de Daniel, su poder para adquirir conocimiento y resistir la tentación, en buena medida fueron logrados por la sencillez de la dieta en conexión con su vida de oración... 

La historia de Daniel y sus valiosos compañeros fue registrada en las páginas de la Palabra divina para beneficio de la juventud de las generaciones posteriores. Mediante el relato de la fidelidad a los principios de salud, Dios comunica su mensaje a jóvenes y señoritas de nuestros días para invitarlos a recoger y exaltar los preciosos rayos de luz que él ha proporcionado en el tema de la temperancia cristiana, y para que se pongan en armonía con las leyes de la salud.- The Youth's Instructor, 9 de julio de 1903. 83  RP EGW

09. “LA SANGRE DE CRISTO Y SU JUSTICIA PURIFICA NUESTRA ADORACIÓN”

Ahora Bien, El Punto Principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la ...