miércoles, 30 de abril de 2014

I. LA VENIDA DEL ESPÍRITU: 14. “FUEGO ARDIENTE”


Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude. (Jeremías 20: 9).

 Dios impulsará a personas que ocupan posiciones modestas para que den a conocer el mensaje de la verdad presente. Constreñidos por el Espíritu de Dios, acelerando el paso, muchos avanzarán cada vez más lejos y más alto, para compartir la luz con los que están en tinieblas. La verdad es como fuego en sus huesos, que los inflama con un deseo ardiente de iluminar a los que están en la obscuridad. Incluso entre los educados habrá muchos que proclamarán la Palabra de Dios. Habrá niños que serán impelidos por el Espíritu Santo a presentar el mensaje de lo alto. El Espíritu será derramado sobre los que ceden a sus impulsos. Desligados de las reglas que atan a los hombres, y de los movimientos cautelosos, se unirán al ejército del Señor. 

En el futuro, el Espíritu del Señor inspirará a personas que realizan actividades comunes a dejar sus tareas habituales para ir a proclamar el último mensaje de gracia. Tan rápido como sea posible, serán preparados para una labor que será coronada con el éxito. Cooperarán con las agencias celestiales, por cuanto están dispuestos a gastar y ser consumidos en el servicio al Maestro. Nadie está autorizado a estorbar a estos obreros. Serán bienvenidos cuando vayan a cumplir el gran cometido. No deberán ser vituperados cuando siembren la semilla del evangelio en los lugares escabrosos de la tierra. 

Las mejores cosas de la vida la simplicidad, la honestidad, la veracidad, la pureza, la inusual integridad- no pueden ser compradas ni vendidas; gratuitamente están al alcance de los ignorantes como de los educados, para la gente de color como para los blancos, para el modesto campesino como para el rey sentado sobre su trono, para los humildes que no confían en su propia fortaleza sino que trabajan con simplicidad confiando siempre en Dios. Ellos son los que compartirán el gozo del Salvador. Sus oraciones perseverantes atraerán creyentes a la cruz. Al cooperar con su esfuerzo y renunciamiento propio, Jesús impulsará los corazones y producirá milagrosas conversiones. Hombres y mujeres se unirán a la confraternidad de la iglesia. Se construirán lugares de reunión y se fundarán escuelas. El corazón de los obreros se henchirá de gozo al ver la salvación de Dios. Testimonies, t. 7, pp. 26, 27. 

(Recibiréis Poder de E.G. de White)

I. LA VENIDA DEL ESPÍRITU: 13. EL "VINO NUEVO"' DEL REINO


Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera, el vino nuevo rompe los odres, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar. 
 (San Marcos 2: 22). 

Mientras nos vaciamos del egoísmo y del pecado, constantemente deberíamos estar llenando nuestra mente de Cristo. Cuando Jesús vino al mundo, los dirigentes judíos estaban tan permeados del espíritu farisaico que no pudieron recibir sus enseñanzas. Cristo los comparó con cueros rugosos de odres viejos que no están en condiciones de recibir el vino fresco de la vendimia. Necesitaban aprovisionarse de recipientes apropiados para poner el vino nuevo de su reino. Por esta causa tuvo que dejar a los fariseos y valerse de simples pescadores de Galilea. 

Jesús, el mayor de los maestros que el mundo haya conocido, escogió personas a quienes pudiera educar, capaces de captar sus enseñanzas, para ser enviados con el mensaje de sus labios, el cual debía llegar hasta nuestros días. De este modo, por su Espíritu y su Palabra, también quiere formarlo a usted para que realice la obra divina. Al limpiar su mente de la vanidad y de la frivolidad, ciertamente el vacío que ello deja será ocupado con lo que Dios está esperando concederle: su Espíritu. Así, del buen tesoro del corazón podrá sacar buenas cosas, preciosas gemas del pensamiento; y otros, al captar dichas palabras, comenzarán a glorificar a Dios. Entonces, usted no tendrá la mente centrada en sí mismo. Al acabar con las demostraciones de egoísmo, sus pensamientos y afectos estarán centrados en Cristo, lo cual le permitirá reflejar a otros lo que le fue mostrado por el Sol de justicia.

 Jesús dijo: "Si alguno tiene sed, venga a mí, y beba" (Juan 7: 37). ¿Usted ya secó la fuente? No, por cuanto es inagotable. Tan pronto como comience a sentir sed, beba una y otra vez. La fuente siempre está colmada. Para apagar la sed, el que bebe una vez de ella no volverá a buscar agua en las cisternas rotas de este mundo; dejará de husmear con el fin de descubrir el mayor placer, la más grande diversión y la más divertida chacota y travesura. No las buscará porque ha estado bebiendo de las corrientes que hacen placentera la ciudad de Dios. Entonces su gozo será completo, porque Cristo, la esperanza de gloria, estará en usted.- Review and Herald, 15 de marzo de 1892. 

(Recibiréis Poder de E.G. de White)

09. “LA SANGRE DE CRISTO Y SU JUSTICIA PURIFICA NUESTRA ADORACIÓN”

Ahora Bien, El Punto Principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la ...