domingo, 12 de noviembre de 2023

09. “LA SANGRE DE CRISTO Y SU JUSTICIA PURIFICA NUESTRA ADORACIÓN”

Ahora Bien, El Punto Principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, (Hebreos 8:1).

Se Presenta A Cristo Jesús Como Que Está Continuamente De Pie Ante El Altar, Ofreciendo Momento Tras Momento El Sacrificio Por Los Pecados Del Mundo.

Él Es Ministro del verdadero tabernáculo que el Señor levantó y no el hombre. Las sombras simbólicas del tabernáculo judío ya no tienen virtud alguna.

No se necesita hacer más una expiación simbólica diaria y anual, pero es esencial el sacrificio expiatorio mediante un Mediador debido a que constantemente se cometen pecados.

Jesús está oficiando en la presencia de Dios, ofreciendo su sangre derramada, como si hubiera sido un cordero [literal] sacrificado. Jesús presenta la oblación ofrecida por cada culpa y por cada falta del pecador.

Cristo, nuestro Mediador, y el Espíritu Santo están constantemente intercediendo en favor de la humanidad; pero el Espíritu no ruega por nosotros como lo hace Cristo, quien presenta su sangre derramada desde la fundación del mundo; el Espíritu actúa sobre nuestro corazón extrayendo oraciones y arrepentimiento, alabanza y agradecimiento.

La gratitud que fluye de nuestros labios es el resultado de que el Espíritu hace resonar las cuerdas del alma con santos recuerdos que despiertan la música del corazón.

Los servicios religiosos, las oraciones, la alabanza y la contrita confesión del pecado ascienden de los verdaderos creyentes como incienso hacia el Santuario celestial; pero al pasar por los canales corruptos de la humanidad se contaminan tanto, que a menos que se purifiquen con sangre nunca pueden tener valor ante Dios.

No ascienden con pureza inmaculada, y a menos que el Intercesor que está a la diestra de Dios presente y purifique todo con su justicia, no son aceptables ante Dios.

Todo el incienso que procede de los tabernáculos terrenales debe ser humedecido con las gotas purificadoras de la sangre de Cristo.

Él sostiene ante el Padre el incensario de sus propios méritos, en el cual no hay mancha de contaminación terrenal. Él junta en el incensario las oraciones, las alabanzas y las confesiones de su pueblo, y con ellas pone su propia justicia inmaculada.

Entonces asciende el incienso delante de Dios completa y enteramente aceptable, perfumado con los méritos de la propiciación de Cristo. Entonces se reciben bondadosas respuestas.

Ojalá que todos pudieran comprender que todo lo que hay en la obediencia, la contrición, la alabanza y el agradecimiento debe ser colocado sobre el resplandeciente fuego de la justicia de Cristo. La fragancia de esa justicia asciende como una nube alrededor del propiciatorio. 6CBA 1077,1078. [324]

AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=XYL8QKkSjwY&list=PLVsLdOIe7sVs8veNpQDcyg8LJTKtUs9Nj&index=12&pp=gAQBiAQBsAQB

 

martes, 12 de septiembre de 2023

08. “EL ESPÍRITU SANTO NOS CAPACITARÁ PARA TESTIFICAR”

Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era con todos ellos. Hechos 4:33.

¿Cuál fue el resultado del derramamiento del Espíritu en el día de Pentecostés? Las buenas nuevas de un Salvador resucitado fueron llevadas a las más alejadas partes del mundo habitado.

El corazón de los discípulos quedó sobrecargado de una benevolencia tan completa, profunda y abarcante, que los impulsó a ir hasta los fines de la tierra testificando: “Lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo”. Gálatas 6:14.

Mientras proclamaban la verdad tal cual es en Jesús, los corazones cedían al poder del mensaje. La iglesia veía a los conversos afluir a ella desde todas las direcciones. Los apóstatas se volvían a convertir.

Los pecadores se unían con los cristianos en la búsqueda de la perla de gran precio. Los que habían sido acérrimos oponentes del evangelio, llegaron a ser sus campeones... La única ambición de los creyentes consistía en revelar un carácter semejante al de Cristo, y trabajar para el engrandecimiento de su reino...

Gracias a sus labores se añadieron elegidos a la iglesia, quienes, recibiendo la palabra de vida, consagraron su vida a la obra de comunicar a otros la esperanza que había llenado su corazón de paz y gozo.

Centenares proclamaron el mensaje: “El reino de Dios se ha acercado”. No se los podía constreñir ni intimidar con amenazas.

El Señor hablaba por su medio y, dondequiera que fuesen, los enfermos eran sanados y el evangelio era predicado a los pobres. Tal es el poder con que Dios puede obrar cuando los seres humanos se entregan al dominio de su Espíritu.

A nosotros, tan ciertamente como a los primeros discípulos, nos pertenece la promesa del Espíritu.

 Dios dotará hoy a hombres y a mujeres del poder de lo alto, como dotó a los que, en Pentecostés, oyeron el mensaje de salvación.

En este mismo momento su Espíritu y su gracia son para todos los que los necesitan y quieran aceptar su palabra al pie de la letra.

Notemos que el Espíritu fue derramado después que los discípulos hubieron llegado a la unidad perfecta, cuando ya no contendían por el puesto más elevado. Eran unánimes. Habían desechado todas las diferencias.

Y el testimonio que se da de ellos después que les fue dado el Espíritu es el mismo.

Advirtamos la expresión: “Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma”. Hechos 4:32.

El espíritu de Aquel que había muerto para que los pecadores viviesen animaba a toda la congregación de creyentes. 

Joyas de los Testimonios 3:209-211. [263]

AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=SyfAGiKhFXs&list=PLVsLdOIe7sVth_iTmO5piM9oND-0LC-Hr&index=12&pp=gAQBiAQBsAQB

sábado, 22 de julio de 2023

07. EL PODER TRANSFORMADOR DEL ESPÍRITU SANTO.

Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación. Así que, el que desecha esto, no desecha a hombre, sino a Dios, que también nos dio su Espíritu Santo. (1Tesalonicenses 4:7,8).

Cuando el poder del Espíritu Santo se aprecia y siente en el corazón, se exhibirá mucho menos el yo, y se revelará mucho más el sentimiento de hermandad humana. 

Nuestra parte no es exhibir el yo, sino permitir que el Espíritu Santo obre en nosotros.

De esta manera, los hombres y las mujeres que se engañan a sí mismos podrían ser rescatados del error.

Todos, grandes o pequeños, si no son convertidos, están en una plataforma común. Los hombres pueden volverse de una doctrina a otra.

Esto se está haciendo, y se lo seguirá haciendo... sin embargo ellos no saben nada del significado de las palabras: "Os daré corazón nuevo" (Ezequiel 36:26).

 El aceptar nuevas teorías, y el unirse a una iglesia no brinda vida nueva a nadie, aun cuando la iglesia a la que se una pueda estar establecida sobre el verdadero fundamento. 

El conectarse con una iglesia no reemplaza a la conversión. 

Suscribir el nombre al credo de una iglesia no tiene valor para nadie, si el corazón no ha cambiado realmente.

Esta es una cuestión seria, y su significado debe ser captado plenamente.

Los hombres pueden ser miembros de iglesia, y aparentemente trabajar con fervor, realizando una serie de tareas de año en año, y aún permanecer no convertidos... Pero cuando se recibe la verdad como verdad en el corazón, pasa por la conciencia, y cautiva el alma con sus principios puros.

Es puesta en el corazón por el Espíritu Santo, quien revela su belleza a la mente, para que su poder transformador pueda advertirse en el carácter...

Con la gran verdad que tenemos el privilegio de recibir, debemos -y, bajo el poder del Espíritu Santo, podemos- llegar a ser canales vivientes de luz. 

Entonces podemos acercarnos al propiciatorio; y al ver el arco iris de la promesa, arrodillarnos con corazón contrito, y buscar el reino de los cielos con una vehemencia espiritual que traerá su propia recompensa.

Lo tomaremos por la fuerza, como lo hizo Jacob.

Entonces nuestro mensaje será poder de Dios para salvación. 

Nuestras suplicas serán llenas de fervor, colmadas del sentimiento de nuestra gran necesidad; y no nos serán negadas. 

La verdad será expresada por la vida y el carácter y los labios tocados con el carbón encendido tomado del altar de Dios.

Cuando esta experiencia sea nuestra, seremos levantados de nuestro pobre y miserable yo, que hemos acariciado tan tiernamente.

 Vaciaremos nuestros corazones del poder corrosivo del egoísmo, y seremos henchidos de alabanza y gratitud a Dios. 

Magnificaremos al Señor, el Dios de toda gracia, quien ha magnificado a Cristo. 

Y El revelará su poder por medio de nosotros, haciéndonos como hoces agudas en el campo de cosecha. Dios llama a su pueblo a revelarlo. -Review and Herald, 14 de febrero de 1899. RJ209/EGW/MHP 210

AUDIO. https://www.youtube.com/watch?v=fTXPmqV2KfI&list=PLtrFh-HO7ogBU_VfjfxRsCK3t20tevqJG&index=204&pp=sAQB

09. “LA SANGRE DE CRISTO Y SU JUSTICIA PURIFICA NUESTRA ADORACIÓN”

Ahora Bien, El Punto Principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la ...