sábado, 28 de noviembre de 2020

29. “FUERZA PARA EL TIEMPO DE ANGUSTIA” XI. LLENOS DEL ESPÍRITU.

En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. (Daniel 12: 1).

Al acercarse los miembros del cuerpo de Cristo al período de su último conflicto, al "tiempo de angustia de Jacob", crecerán en Cristo y participarán en gran medida de su Espíritu.  Al crecer el tercer mensaje hasta ser un fuerte pregón, cuando acompañe a la obra final un gran poder y gloria, los hijos de Dios participarán de aquella gloria.  La lluvia tardía será lo que los fortalecerá y reavivará para atravesar el tiempo de angustia.  Sus rostros resplandecerán con la gloria de aquella luz que acompaña al tercer ángel.

Vi que Dios preservará de manera maravillosa a su pueblo durante el tiempo de angustia.  Así como Jesús oró con toda la agonía de su alma en el huerto, ellos clamarán con fervor y agonía día y noche para obtener libramiento.

Se proclamará el decreto de que deben despreciar el sábado del cuarto mandamiento, y honrar el primer día, o perder la vida. Pero ellos no cederán, ni pisotearán el sábado del Señor para honrar una institución del papado. Los rodearán las huestes de Satanás, y los hombres perversos, para alegrarse de su suerte, porque no parecerá haber para ellos medio de escapar. Pero en medio de las orgías y el triunfo de aquéllos, se oirá el estruendo ensordecedor del trueno más formidable. Los cielos se habrán ennegrecido, y estarán iluminados únicamente por la deslumbrante y terrible gloria del cielo, cuando Dios deje oír su voz desde su santa morada.

Los cimientos de la tierra temblarán; los edificios vacilarán y caerán con espantoso fragor. El mar hervirá como una olla, y toda la tierra será terriblemente conmovida.    El cautiverio de los justos se cambiará, y con suave y solemne susurro se dirán unos a otros: "Somos librados; es la voz de Dios".  Con solemne asombro escucharán las palabras de la voz.  Joyas de los testimonios, t. 1, pp. 131, 132 (ed.  ACES, 1951). 345 RP/EGW/MHP


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