Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de
vosotros. (1 Pedro 5: 7, 8).
Si el mundo debe ser convencido de pecado como transgresor de la ley de
Dios, lo será gracias al Espíritu Santo obrando a través de instrumentos
humanos. La iglesia necesita sacudirse ahora de su sueño mortal, porque el
Señor está esperando para bendecir a su pueblo, que reconocerá la bendición
cuando llegue y la difundirá por medio de fuertes y claros rayos de luz.
"Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados... Y pondré
dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos" (Eze.
36: 25, 27).
Si el desierto de la iglesia va a convertirse en un campo fértil, y si el campo fértil va a volverse como un bosque, será mediante el Espíritu Santo de Dios derramado sobre su pueblo.
Los agentes celestiales han estado esperando
durante mucho tiempo a los instrumentos humanos, los miembros de la iglesia,
para cooperar con ellos en la gran obra que debe ser llevada a cabo. Lo están
esperando a usted. Es tan amplio el campo, tan extenso el plan, que cada
corazón santificado será compelido al servicio como agente del poder divino.
Al mismo tiempo, en forma encubierta habrá un poder agitándolo todo. La
acción de los ángeles caídos se manifestará en la forma de engaños,
calamidades, desastres y crímenes que superarán todo lo conocido.
Mientras Dios emplea a los ángeles de misericordia para obrar por medio
de sus instrumentos humanos, Satanás pone en acción a sus agentes, exigiendo
tributo a todos los poderes que se someten a su control. Habrá muchos señores y
muchos dioses. Se oirá el clamor: "Aquí está Cristo", y "Allí
está".
En todas partes las astutas maquinaciones de Satanás revelarán sus
obras con el propósito de distraer la atención del deber presente. La aparición
de un falso Cristo despertará esperanzas engañosas en las mentes de quienes se
permitan ser engañados. Los miembros de
la iglesia que están despiertos se levantarán ante la emergencia para presentar
las manifestaciones del poder satánico en su verdadera luz delante de la gente.
The General Conference Bulletin, 28 de febrero de 1893. 343 RP/EGW/MHP
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