sábado, 4 de julio de 2020

04. “UTILIZADO COMO UN PODER PARA DIOS”. VII. DOTADOS POR EL ESPÍRITU.


Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho.  
Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro palabra de ciencia según el mismo Espíritu. (1 Corintios 12: 7, 8).

Un obrero puede ser un orador efectivo; otro, un escritor preparado; hay quien puede tener el don de la oración sincera, diligente y ferviente; o el don del canto; otro, una facultad especial para explicar la Palabra de Dios con claridad.  Sin embargo cada don debe convertirse en un poder para Dios, porque él obra junto con sus servidores.
A uno le da palabra de sabiduría, a otro conocimiento, a otro fe; pero todos deben trabajar bajo la misma cabeza.  La diversidad de dones lleva a una diversidad de operaciones, pero "Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo" (1 Cor. 12: 6).

El Señor desea que sus siervos escogidos aprendan a unirse en un esfuerzo armonioso.  A alguno puede parecerle que es demasiado el contraste entre sus dones y los de un compañero de tareas, como para unirlos en un esfuerzo concertado. 
Pero cuando recuerden que hay mentes diferentes que deben ser alcanzadas, y que algunos rechazarán la verdad como la presenta un obrero y sólo abrirán sus corazones cuando otro la exponga de manera diferente, entonces se esforzarán esperanzadamente por trabajar juntos en unidad.  
Sus talentos, no importa cuán diversos sean, deben estar bajo el control del mismo Espíritu.  En cada palabra y acción, se revelarán bondad y amor; y cuando cada servidor cumpla fielmente con la tarea asignada, quedará contestada la oración de Cristo pidiendo la unidad de sus seguidores, y el mundo conocerá que éstos son sus discípulos.

Los servidores de Dios deben unirse unos con otros en amante simpatía y confianza.  
El que dice o hace cualquier cosa que tienda a separar a los miembros de la iglesia de Cristo está contrarrestando el propósito del Señor.  Los altercados, la disensión en la iglesia y el alentar sospechas e incredulidad, deshonran a Cristo.  Dios desea que sus siervos cultiven el afecto cristiano unos con otros.
Testimonies, t. 9, pp. 144, 145. 197 RP/EGW

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