Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro
refinado de fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y
que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio,
para que veas. (Apocalipsis 3: 18).
En las iglesias habrá una maravillosa manifestación del poder de Dios, pero no descenderá sobre los que no se humillen ante el Señor, ni abran la puerta del corazón mediante la confesión y el arrepentimiento. En la manifestación de ese poder que ilumina la tierra con la gloria de Dios, sólo verán algo que en su ceguera considerarán peligroso y, al despertar sus temores, se prepararán para resistirlo.
Como el Señor no obra de acuerdo con sus ideas y expectativas, se opondrán a la obra. "¿Por qué", dicen, "no habríamos de conocer al Espíritu de Dios, cuando hemos estado en la obra tantos años?" Porque no respondieron a las advertencias, los ruegos de los mensajes de Dios, sino que insistentemente dijeron: "Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad" (Apoc. 3: 17).
La larga experiencia y el talento no transformará a los hombres en canales de luz, a menos que se pongan bajo los brillantes rayos del Sol de Justicia, y sean llamados, y elegidos, y preparados mediante la dotación del Espíritu Santo.
Cuando los que manejan las cosas sagradas se humillen bajo la poderosa mano de Dios, el Señor los ensalzará. Los hará personas con discernimiento y ricos en la gracia de su Espíritu. Sus rasgos fuertes y egoístas de carácter, y su terquedad serán vistos a la luz de la Luz del mundo. "Vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido" (Apoc. 2: 5). Si buscan al Señor con todo su corazón, lo hallarán.
¡El Fin Está Cerca! ¡No Tenemos Un Momento Que Perder! El pueblo de Dios tiene que irradiar la luz en rayos claros y definidos, a fin de presentar a Jesús ante las iglesias y ante el mundo.
Review and Herald, 23 de diciembre de 1890. 302 RP/EGW/MHP
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