Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se
arrepiente, que por noventa y nueve justos que no necesitan de arrepentimiento. (Lucas 15:7).
Los instrumentos satánicos siempre están luchando para dominar la mente
humana. No obstante, los ángeles de Dios están constantemente en acción,
fortaleciendo las manos débiles y dando vigor a las rodillas paralizadas de
todos los que acuden a Dios en busca de ayuda. La promesa a cada hijo de Dios
es: "Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que
llama, se le abrirá" (Mat. 7:8).
El Señor ha tenido siempre hombres y mujeres de corazón íntegro, que
han hecho con él un pacto con sacrificio, que no se han apartado de su
integridad, que se han mantenido en el mundo sin mancha y han sido conducidos
por la Luz de la vida para destruir los propósitos del astuto enemigo.
¿Harán los seres humanos su parte en resistir al diablo?
Si la hacen, él seguramente huirá de ellos. Los ángeles, que están
dispuestos a hacer por nosotros lo que no podemos hacer por nosotros mismos,
esperan nuestra cooperación. Aguardan a que respondamos a la atracción de
Cristo. Acerquémonos a Dios y el uno al
otro.
Es mediante nuestros deseos, nuestras oraciones silenciosas y nuestra
resistencia a los instrumentos satánicos como ponemos nuestra voluntad de parte
de la de Dios. Mientras tengamos el deseo de resistir al diablo y de orar
sinceramente, diciendo: "Líbrame de la tentación", tendremos
fortaleza para el día.
La obra de los ángeles consiste en acercarse a los probados, tentados y
sufrientes. Trabajan febril e incansablemente para salvar a los creyentes por
los cuales Cristo murió. Cuando la gente aprecia esas ventajas, actúa en
beneficio propio y, cuando pone su voluntad del lado de Cristo, los ángeles
llevan al cielo las buenas nuevas. Al regresar a los atrios celestiales
informan de su éxito con relación a las personas ministradas, produciendo gozo
en medio de la hueste celestial. RH 4/7/1899. RP/EGW/MHP 360
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