jueves, 26 de septiembre de 2019

IV. ORIENTADOS POR EL ESPÍRITU: 01. ILUMINADOS POR EL ESPÍRITU.


Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos. (Efesios 1: 18).

El apóstol Pablo suplica: "Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza" (Efe. 1: 17-19). Sin embargo, la mente primero debe adaptarse a la naturaleza de la verdad a ser investigada.  Los ojos del entendimiento también tienen que ser iluminados. Además, el intelecto y el corazón deben ponerse en armonía con Dios, que es la verdad.

El que contemple a Cristo con los ojos de la fe no verá gloria en sí mismo, por cuanto la que refleje su mente y corazón corresponderá a la gloria del Redentor. Siendo que la expiación fue realizada por su sangre, el gozo de la liberación del pecado conmoverá su corazón con gratitud. Al ser justificado por Jesús, el receptor de la verdad recibe el impulso de rendirse totalmente a Dios, y sólo entonces es admitido en la escuela de Cristo, para aprender del que es manso y humilde de corazón. Al difundirse el conocimiento del amor de Dios en el corazón, el creyente exclama: ¡Oh, que amor! ¡Qué condescendencia!  Apropiado de las ricas promesas de fe, llega a ser participante de la naturaleza divina. Al vaciarse el corazón del yo, las aguas de vida fluyen hacia el interior y entonces la gloria del Señor brilla en él. Mediante la continua contemplación de Cristo, lo divino asimila lo humano. Así es como el creyente es transformado a su semejanza.

"Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria -de un carácter a otro- en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor"
 (2 Cor. 3: 18). El carácter humano se transforma a la semejanza divina. Son los ojos espirituales los que pueden discernir esta gloria. Permanece velada, encubierta en el misterio, hasta que el Espíritu Santo imparte discernimiento al creyente.- Review and Herald, 18 de febrero de 1896. 103 RP EGW

RECIBIRÉIS PODER (ENLACES). III. FRUCTÍFEROS EN EL ESPÍRITU.


01. FRAGANCIA CELESTIAL
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/07/iii-fructiferos-en-el-espiritu-01.html
02. EL ARREPENTIMIENTO COMO PRIMER FRUTO
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/07/iii-fructiferos-en-el-espiritu-02-el.html
03. AMOR
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/08/iii-fructiferos-en-el-espiritu-03-amor.html
04. GOZO
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/08/iii-fructiferos-en-el-espiritu-04-gozo.html
05.  PAZ
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/08/iii-fructiferos-en-el-espiritu-05-paz.html
06. PACIENCIA
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/08/iii-fructiferos-en-el-espiritu-06.html
07. BENIGNIDAD
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/08/iii-fructiferos-en-el-espiritu-07.html
08. BONDAD
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/09/iii-fructiferos-en-el-espiritu-08-bondad.html
09. FE
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/09/iii-fructiferos-en-el-espiritu-09-fe.html
10. MANSEDUMBRE
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/09/iii-fructiferos-en-el-espiritu-10.html
11. TEMPERANCIA
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/09/iii-fructiferos-en-el-espiritu-11.html
12. DOMINIO PROPIO
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/10/iii-fructiferos-en-el-espiritu-12.html
13. BONDAD 
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/10/iii-fructiferos-en-el-espiritu-13-bondad.html
14. CARIDAD
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2019/03/iii-fructiferos-en-el-espiritu-14.html
15. CONTENTAMIENTO
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2019/03/iii-fructiferos-en-el-espiritu-15.html
16. GRATITUD
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2019/03/iii-fructiferos-en-el-espiritu-16.html
17. ARMONÍA
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2019/03/iii-fructiferos-en-el-espiritu-17.html
18. UNIDAD
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2019/05/iii-fructiferos-en-el-espiritu-18-unidad.html
19. FRATERNIDAD
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2019/05/iii-fructiferos-en-el-espiritu-19.html
20. AMOR FRATERNAL
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2019/05/iii-fructiferos-en-el-espiritu-20-amor.html
21.  GENEROSIDAD 
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2019/05/iii-fructiferos-en-el-espiritu-21.html
22. BENEVOLENCIA
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2019/06/iii-fructiferos-en-el-espiritu-22.html
23. PUREZA
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2019/06/iii-fructiferos-en-el-espiritu-23-pureza.html
24. BELLEZA EXTERIOR.     
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2019/07/iii-fructiferos-en-el-espiritu-24.html
25. OBEDIENCIA.
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2019/07/iii-fructiferos-en-el-espiritu-25.html
26. CONFIANZA.
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2019/07/iii-fructiferos-en-el-espiritu-26.html
27. PIEDAD.
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2019/07/iii-fructiferos-en-el-espiritu-27-piedad.html
28. SANTIDAD.
 https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2019/07/iii-fructiferos-en-el-espiritu-28.html
29. HUMILDAD.
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2019/09/iii-fructiferos-en-el-espiritu-29.html
30. DEPENDENCIA.
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2019/09/iii-fructiferos-en-el-espiritu-30.html
31. SEMEJANZA A CRISTO. 
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2019/09/iii-fructiferos-en-el-espiritu-31.html

III. FRUCTÍFEROS EN EL ESPÍRITU: 31. SEMEJANZA A CRISTO.


Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. 
(1 Juan 3: 2).

Pronto vendrá Cristo en las nubes de los cielos; por lo tanto, tenemos que estar preparados para encontrarnos con él libres de toda mancha, arruga o algo semejante. 

Ahora debemos aceptar la invitación de Cristo: "Venid a mí todos los que estáis cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas" (Mat. 11: 28, 29).  Las palabras dichas a Nicodemo tienen un gran valor práctico para los que vivimos en este tiempo: "El que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu" (Juan 3: 5-8).

Nuestros corazones tienen que experimentar el poder de conversión de Dios. Debemos estudiar la vida de Cristo para imitar al Modelo divino. Es fundamental que nos apoyemos en la perfección del carácter de Jesús para transformarnos a su imagen. Nadie entrará en el reino de Dios a menos que sojuzgue sus pasiones y rinda su voluntad en cautiverio a Cristo. 

El cielo está libre del pecado y de toda mancha e impureza.  Si deseamos vivir en esa atmósfera, y si contemplamos la gloria de Cristo, en virtud de su gracia y su justicia seremos puros de corazón y de carácter perfecto. No debemos relacionarnos con el placer o los pasatiempos, ya que nos estamos preparando para las gloriosas mansiones que Jesús fue a alistar para nosotros. Si somos fieles, si buscamos ser una bendición para otros, y si somos pacientes en el bien hacer, cuando venga Cristo nos coronará con la gloria, la honra y la inmortalidad.- Review ande Herald, 28 de abril de 1891. 101

III. FRUCTÍFEROS EN EL ESPÍRITU: 30. DEPENDENCIA.


No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. (Filipenses 3: 12).

En la etapa del primer amor, la vida cristiana se caracteriza por la sencillez y lozanía; pero en la medida en que las oportunidades se multiplican, la experiencia y el conocimiento tendrían que aumentar. Es necesario fortalecerse para asumir responsabilidades, y la madurez debe estar en proporción a los privilegios...

A menos que a cada instante dependamos de Jesús, el aumento del conocimiento y de los privilegios pueden fortalecer el yo y la justicia propia. La juventud cristiana estará en peligro de olvidar que habiendo sido el Señor el que comenzó en ellos la buena obra, él mismo es el que debe también concluirla. Es indispensable renunciar a todo mérito personal, y confiar completamente en los de Aquel que es demasiado sabio para equivocarse.  Por sí mismo el hombre no puede hacer nada bueno. Jesús dijo: "Separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15: 5).  El creyente debe permanecer en Dios.

Todo el cielo se vació en el don de Cristo, y por intermedio de Jesús se promete el Espíritu Santo a los creyentes.  El Señor dijo a sus discípulos: "Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho" (Juan 14: 26). Además del perdón, y el arrepentimiento, Cristo también ofrece al creyente la constante ayuda del Espíritu Santo.

En el crecimiento de la semilla, el hombre no puede ver los agentes invisibles que llevan a la planta al desarrollo perfecto habiendo sido primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga. Aunque tierno en la fe, usted puede tener la certeza de que pasó de muerte a vida y, como resultado, aparecerán los frutos del Espíritu. 

Si crece en fe, en la esperanza y el amor, puede saber que su visión espiritual ha sido aclarada. Si le place reflexionar en el plan de la salvación y en las gloriosas manifestaciones del carácter divino, y si como resultado de reflexionar en el amor Dios su corazón brilla por efecto del agradecimiento y la felicidad, puede estar seguro que ha sido iluminado por los rayos del Espíritu Santo y que los agentes celestiales están educando su carácter y elevándolo a la madurez de la vida cristiana.- Signs of the Times, 27 de marzo de 1893. 101 RP 

III. FRUCTÍFEROS EN EL ESPÍRITU: 29. HUMILDAD.


Y oré a Jehová mi Dios e hice confesión, diciendo: Ahora, Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guardas el pacto y la misericordia con los que te aman y guardan tus mandamientos; hemos pecado, hemos cometido iniquidad, y hemos sido rebeldes, y nos hemos apartado de tus mandamientos y de tus ordenanzas. (Daniel 9:4, 5).

La santificación espuria, con su jactancioso espíritu de justicia propia, es extraña a la religión de la Biblia.  La mansedumbre y la sumisión son frutos del Espíritu. El profeta Daniel fue un ejemplo de auténtica santificación. Su vida fructífera se caracterizó por un incondicional servicio al Maestro. Fue una persona muy amada por el cielo (véase Dan. 10: 11), y se le concedió una honra tal que raramente ha sido otorgada a los mortales. Además, la pureza de su carácter y su fidelidad a toda prueba era igualada únicamente por la sumisión y contrición que lo caracterizaban.

Este honroso profeta estaba tan identificado con el indiscutiblemente pecaminoso pueblo de Israel que, en lugar de considerarse puro y santo, imploró: "Porque no elevamos nuestros ruegos ante ti confiados en nuestras justicias, sino en tus muchas misericordias". "Hemos pecado, hemos hecho impíamente". "A causa de nuestros pecados, y por la maldad de nuestros padres, Jerusalén y tu pueblo son el oprobio de todos en derredor nuestro".
Después afirmó: "Estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo" (Dan. 9: 18, 15, 16, 20). Y al final, cuando el Hijo de Dios vino en respuesta a sus plegarias con el propósito de instruirlo, testificó: "Mi fuerza se cambió en desfallecimiento, y no tuve vigor alguno" (Dan. 10: 8).

Los que realmente están buscando la perfección del carácter jamás deben dejarse dominar por la idea de que son sin pecado. Cuanto más se espacie la mente en el carácter de Cristo, y cuando más se aproxime a su divina imagen, tendrá un discernimiento más claro acerca de su perfección inmaculada; en consecuencia, mayor y más profundo será el concepto de sus defectos y debilidades. Los que piensan estar libres del pecado, manifiestan que están lejos de la santidad.  Dicha actitud es el resultado de no tener un conocimiento claro acerca de Cristo, pues creen que pueden reflejar su divina imagen teniéndose a sí mismos como modelo. Cuanto mayor sea la distancia entre el creyente y el Salvador, más justa se considerará la persona en su propia opinión.
Spirit of Prophecy, t. 4, pp. 301, 302. 100 RP

martes, 30 de julio de 2019

III. FRUCTÍFEROS EN EL ESPÍRITU: 28. SANTIDAD.


Seguid la paz con todos, y la santidad, 
sin la cual nadie verá al Señor.
 (Hebreos 12: 14).

Desde la eternidad Dios escogió para el hombre la opción de la santidad.  "La voluntad de Dios es vuestra santificación". El eco de su voz llega hasta nosotros, diciéndonos: "Más santo, aún más santo". Nuestra respuesta siempre debería ser: "Sí, Señor, más santo todavía".

Al nacer, nadie recibe la santidad como un derecho o como un regalo que otra persona pueda darle. 
La santidad es un don que recibimos de Dios por intermedio de Cristo. 

Los que aceptan al Salvador llegan a ser hijos espirituales de Dios. Constituyen sus hijos nacidos de nuevo, renovados en la justicia y en la verdadera santidad. Su mente cambia. Y al producir la renovación de la visión, pueden contemplar las realidades eternas. Gracias al Espíritu Santo, al ser adoptados en la familia de Dios son transformados de gloria en gloria, a su semejanza.  Después de haber cultivado el amor al yo como algo supremo, ahora dedican al Padre y a Cristo todo su amor.

"Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo".  Justificar quiere decir perdonar. Al ser purgado de las obras muertas, el corazón queda en condiciones de recibir todas las bendiciones. 

"Ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor, porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad".  "Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo".

El amor de Dios abrigado en el corazón, y manifestado por medio de las palabras y las acciones, hará más para elevar y ennoblecer a los seres humanos que cualquier otro recurso. 

Este amor encuentra completa y total expresión en la vida de Cristo. 
Sobre la cruz, el Salvador hizo expiación por la raza caída.

 La santidad es fruto de ese sacrificio. Por su muerte se nos pudo hacer la promesa de este gran don. El mayor anhelo de Cristo es otorgarnos la santidad. Desea hacemos partícipes de su naturaleza. Quiere salvar a los que se separaron de Dios por su propia cuenta.  Los insta a que escojan servirlo y se entreguen completamente a él, para que puedan aprender del Señor cómo hacer la voluntad de Dios.
 Signs of the Times, 17 de diciembre de 1902.
 RP EGW 99

III. FRUCTÍFEROS EN EL ESPÍRITU: 27. PIEDAD.


Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, 
porque le llevó Dios. (Génesis 5: 24).

La piedad es el fruto del carácter cristiano. Si permanecemos en la vid, produciremos los frutos del Espíritu. La vida de la vid se manifiesta por intermedio de los sarmientos. Debemos mantener una estrecha e íntima relación con el cielo si deseamos poseer la virtud de la piedad. Si deseamos reflejar su imagen, y queremos demostrar que somos hijos e hijas del Altísimo, en nuestros hogares Jesús debe ser huésped y miembro de la familia.

La religión en el hogar es fundamental. Si el Señor habita entre sus integrantes, sentiremos que somos miembros de la familia celestial. El ser conscientes de que hay ángeles del cielo que nos observan, contribuirá para que seamos amables y pacientes. Necesitamos prepararnos para entrar en las cortes celestiales, y para ello debemos cultivar la cortesía, la piedad, la conversación santa y centrar los pensamientos en temas de origen celestial.

Enoc caminó con Dios. Honró al Señor en cada asunto de su 
vida. En el trabajo o en el hogar, siempre preguntaba: "¿Agradará esto al Señor?" 

Al tener en mente a Dios y al aceptar sus consejos, fue produciéndose la transformación del carácter de tal manera que lo convirtió en un hombre piadoso, cuya vida agradó al Señor. Tenemos la exhortación de añadir a la piedad, afecto fraternal. ¡Oh, cuánto necesitamos avanzar en esta dirección para poder sumar dicha virtud al carácter! 

 En muchos hogares predomina un espíritu duro y combativo. Las expresiones de crítica y las acciones desprovistas de bondad son una ofensa a Dios.  

Las órdenes dictatoriales arrogantes, y las conductas dominantes no son aceptables en el cielo. La razón por la cual existen tantas diferencias entre los hermanos, es porque se han equivocado al no añadir a su carácter la bondad fraternal. Deberíamos manifestar por los otros el mismo amor que Cristo siente por nosotros.
El Señor del cielo considera al ser humano de gran estima. Pero si una persona no es bondadosa en el seno de su propia familia, no está en condiciones para participar del hogar celestial. Si está contenta con su manera de ser, sin importarle las heridas causadas por su trato, no podrá sentirse feliz en el cielo, a menos que allí pueda gobernar. La paz de Dios permanecerá en el hogar sólo si permitimos que el amor de Cristo tenga el control del corazón. Review and Herald, 21 de febrero de 1888. RP EGW 98

martes, 16 de julio de 2019

III. FRUCTÍFEROS EN EL ESPÍRITU: 26. CONFIANZA.


No perdáis, pues, vuestra confianza, que tiene grande galardón. (Hebreos 10: 35).

El apóstol Juan escribe: "Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho" (1 Juan 5: 14, 15).  

Transmitámosle a la gente estas promesas para que sus conceptos se amplíen y su fe crezca. Deberíamos instarla a pedir las riquezas de su gracia con insistencia, y a esperar sin dudar, ya que por intermedio de Jesús podemos entrar a la cámara de audiencias del lugar santísimo.  Gracias a sus méritos tenemos acceso al Padre por intermedio del Espíritu.

¡Oh, que podamos tener una experiencia más profunda en la oración! Aproximémonos a Dios con toda confianza sabiendo que contamos con la presencia y el poder de su Santo Espíritu. Al confesar nuestros pecados, en el momento que lo solicitemos, podemos tener la certeza del perdón de nuestras transgresiones basados únicamente en su promesa. Necesitamos ejercer fe, y expresar la verdad con ahínco y humildad. Sin embargo, desprovistos del Espíritu Santo nunca podremos hacerlo. 

 Por eso, negando al yo y dejando de cultivar la exaltación propia, con toda sencillez deberíamos buscar al Señor para solicitar el Espíritu Santo, así como un niño pide pan a sus padres.
Debemos hacer la parte que nos corresponde: aceptar a Cristo como nuestro Salvador personal.  Al permanecer bajo la cruz del Calvario podremos "mirar para vivir".  

Dios apartó a sus hijos para sí mismo, y, en la medida que se relacionen con él, recibirán poder para prevalecer. 

Por nosotros mismos nada podemos hacer. Pero, por intermedio de su Santo Espíritu, se imparten al creyente la vida y la luz para que pueda llenarse de un deseo vehemente y sincero de Dios y de su santidad.  Gracias a que el Dios del cielo nos ama, vistiéndonos de su justicia, Cristo nos conduce al trono de la misericordia. Seríamos ciegos y tercos al dudar de que su corazón está de nuestra parte.  Mientras el Intercesor, Jesús, aboga en el cielo en nuestro favor, el Espíritu Santo actúa en nosotros así el querer como el hacer por medio de su buena voluntad. Todo el cielo está interesado en la salvación del creyente. Entonces, ¿qué razones tenemos para dudar de que el Señor desea ayudarnos? 
Signs of the Times, 3 de octubre de 1892. 97

lunes, 15 de julio de 2019

III. FRUCTÍFEROS EN EL ESPÍRITU: 25. OBEDIENCIA.



Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera 
de vivir (1 Pedro 1: 14, 15).

¿Qué es lo que Dios exige?  Perfección, y nada menos que perfección.  Pero, si fuéramos perfectos, no deberíamos confiar en nosotros mismos.  Diariamente tenemos que entender y recordar que no podemos apoyarnos en el yo.  Necesitamos aferramos a las promesas de Dios con una fe vigorosa.  Con una cabal comprensión de nuestra impotencia debemos pedir el Espíritu Santo.  Entonces, cuando el Espíritu actúe no nos atribuyamos la gloria a nosotros mismos.  Este Agente divino gratuitamente cuidará de nuestro corazón con el fin de exponerlo a los brillantes rayos del Sol de Justicia.  Por intermedio de la fe seremos guardados por el poder de Dios.

Cuando estemos diariamente bajo el control de su Espíritu, seremos el pueblo que guarda los mandamientos.  Podremos mostrar al mundo que la obediencia a las órdenes divinas tiene su recompensa ahora, y en la bendita vida futura.  A pesar de nuestra profesión de fe, el Señor, que pesa nuestras acciones, nos ve como una imperfecta representación de Cristo.  Nos dice que semejante situación no nos permite glorificarlo a él.

Entregar todo el ser a Dios es más que un simple compromiso.  Significa que debemos vivir y andar por la fe, sin ánimo de confiar ni de glorificar nuestro propio yo, sino mirando a Jesús, nuestro Abogado, Autor y Consumador de la fe.  El Espíritu Santo desea obrar en el corazón del contrito, pero nunca podrá hacer algo en los que se consideran importantes y justos.  En su propia sabiduría piensan que podrían reformarse a sí mismos.  El Espíritu de Dios puede obrar únicamente si el yo no se interpone.

¿En qué reside nuestra dependencia? ¿Dónde está nuestra ayuda?  La Palabra de Dios nos dice: "Más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho" (Juan 14: 26). 

El Espíritu Santo está listo para cooperar con el que está dispuesto a recibirlo y a ser enseñado por él.  Todo los que se apoyan en la verdad y son santificados por intermedio de ella, están unidos a Cristo y en condiciones de representarlo en palabra y acción. 
Manuscript Releases, t. 12, pp. 52, 53. RP EGW

III. FRUCTÍFEROS EN EL ESPÍRITU: 24. BELLEZA EXTERIOR.


No tiene temor de la nieve por su familia, porque toda su familia está vestida de ropas dobles.  Ella hace tapices; de lino fino y púrpura es su vestido. (Proverbios 31: 21-23).

Educar, educar, educar.  
Los padres que recibieron la verdad deben formar sus hábitos y prácticas en armonía con la dirección que Dios ha dado. El Señor desea que todos recordemos que el servicio a Dios es puro y santo. Por lo tanto, los que reciben la verdad deben ser santificados por el Espíritu en temperamento y corazón, en la conversación, en la vestimenta y en el hogar, para que los invisibles ángeles de Dios puedan ministrar a los que serán herederos de la salvación.

Todos los que se unen a la feligresía deberían mostrar las evidencias de la transformación del carácter, que se manifiesta por la reverencia hacia las cosas santas. Todo el ser tiene que estar moldeado conforme al refinamiento de Cristo. Deberían ser lo suficiente humildes para recibir instrucciones en todos los aspectos en que son descuidados, y que pueden y deben cambiar.  Tienen que ejercer una influencia cristiana. Los que no manifiestan cambios en palabras y comportamiento, ni en la vestimenta o en su hogar, están viviendo por su propia cuenta y no en Cristo. No son nuevas criaturas en Cristo Jesús. No gozan de la purificación del corazón y de todo lo que los rodea.

Los cristianos serán juzgados por los frutos que produzca la obra de reforma. Mostrarán el efecto que produjo en ellos cada verdad. El que llega a ser hijo de Dios debe practicar hábitos de orden y limpieza. Por pequeña que sea, cada acción ejerce su influencia. El Señor desea que cada ser humano sea un agente por intermedio del cual Cristo pueda manifestar el Espíritu Santo. No hay razón para que los cristianos sean indiferentes o descuidados con relación a su apariencia exterior.  Deben ser pulcros y estar bien arreglados, pero sin adornos. Interior y exteriormente también deben ser puros. 
Testimonies to Southern África, p. 87. 
RP EGW
 

lunes, 17 de junio de 2019

III. FRUCTÍFEROS EN EL ESPÍRITU: 23. PUREZA.


Bienaventurados los de limpio corazón, 
porque ellos verán a Dios.  (Mateo 5: 8).

Cuando el templo interior es vaciado completamente del yo, y todo dios falso es desalojado, el lugar lo llena la afluencia del Espíritu de Cristo. Es así como uno adquiere la fe que obra por amor, y purifica al creyente de toda corrupción moral y espiritual. El Espíritu Santo, el Consolador, puede actuar influyendo y orientando la mente para que pueda gozarse en los asuntos espirituales.  Entonces la persona anda "conforme al Espíritu" 
(Rom. 8:1), y piensa en los temas del Espíritu y desconfía de sí misma. 

Cristo es el todo y en todos. El Espíritu Santo en forma constante revela la verdad. Si el creyente recibe con humildad la palabra injertada, tributará al Señor toda su gloria diciendo: "Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu".  "Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido" (1 Cor. 2: 10, 12).

Además de la revelación, el Espíritu también produce frutos de justicia. Cristo es para el creyente "una fuente de agua que salte para vida eterna" (Juan 4: 14). Es un sarmiento de la Vid verdadera que lleva muchos frutos para la gloria de Dios. ¿Cuál es la característica del fruto?  
"Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley" (Gál. 5: 22, 23).

Los que tienen el Espíritu serán sinceros colaboradores con Dios. Las inteligencias celestiales cooperarán con ellos, y serán probados con el Espíritu del mensaje del cual son portadores.  Constituyen un espectáculo para el mundo, los ángeles y los hombres. Por creer en la verdad son refinados y ennoblecidos por intermedio de la santificación del Espíritu. En el santuario interior no acumularon madera, heno o rastrojos.  Por el contrario, atesoraron oro, plata y piedras preciosas. Hablan palabras de sólido significado, y de los tesoros del corazón extraen temas puros y sagrados, de acuerdo con el ejemplo de Cristo.
 The Home Missionary, 1º de noviembre de 1893, p. 29. RPEGW

III. FRUCTÍFEROS EN EL ESPÍRITU: 22. BENEVOLENCIA.


Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra. (2 Corintios 9: 7, 8).

Cuando los corazones de los hombres han sido enternecidos por la presencia del Espíritu de Dios, son más sensibles a las impresiones del Espíritu Santo, y resuelven negarse a sí mismos y sacrificarse por la causa de Dios. Al brillar la divina luz en las cámaras de la mente, con claridad y fuerza inusitadas, es cuando los sentimientos del hombre natural quedan vencidos y el egoísmo pierde su poder sobre el corazón y se despiertan los deseos de imitar al Modelo, Jesucristo, en la práctica de la abnegación y la generosidad. Entonces la disposición del hombre naturalmente egoísta se impregna de bondad y compasión hacia los pecadores perdidos, y formula una solemne promesa a Dios como lo hicieron Abrahán y Jacob.

En tales ocasiones los ángeles celestiales están presentes. El amor hacia Dios y la gente triunfa sobre el egoísmo y el amor al mundo. Esto sucede especialmente cuando el predicador, con el Espíritu y el poder de Dios, presenta el plan de redención trazado por la Majestad celestial en el sacrificio de la cruz.

Dios le ha dado al creyente algo que hacer para lograr la salvación de sus semejantes. Puede obrar en relación con Cristo haciendo actos de misericordia y de beneficencia. Pero, no puede redimirlos porque es incapaz de satisfacer las exigencias de la justicia insultada. Esto lo pudo hacer sólo el Hijo de Dios, poniendo a un lado su honra y gloria, revistiendo de humanidad su divinidad, y viniendo a la tierra para humillarse y derramar su sangre en favor de la familia humana.

Al comisionar a sus discípulos para que fuesen "por todo el mundo" a predicar el evangelio "a toda criatura" (Mar. 16: 15), Cristo encomendó a los hombres la obra de difundir las buenas nuevas.  Pero mientras algunos salen a predicar, invita a otros a que satisfagan sus demandas en cuanto a los diezmos y ofrendas con que sostener el ministerio y difundir la verdad en forma impresa por toda la tierra.- 1 JT 551,552. 
RP EGW

RECIBIRÉIS PODER (ENLACES): II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU.,


II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU (ENLACES). 
01. NACIDOS DE NUEVO
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2017/07/ii-transformados-por-el-espiritu-01.html
02. ELEGIDOS PARA LA SALVACIÓN
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2017/07/ii-transformados-por-el-espiritu-02.html
03. UN TEMPLO PARA EL ESPÍRITU
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2017/07/ii-transformados-por-el-espiritu-03-un.html
04. PARTICIPANTES DE LA NATURALEZA DIVINA
http://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2017/10/ii-transformados-por-el-espiritu-04.html
05. ARCILLA EN MANOS DEL ALFARERO
http://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2017/10/ii-transformados-por-el-espiritu-05.html
06. HUESOS SECOS VIVIFICADOS
http://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2017/10/ii-transformados-por-el-espiritu-06.html
07. FORTALECIMIENTO INTERIOR
http://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2017/10/ii-transformados-por-el-espiritu-07.html
08. RESTAURACIÓN DE LA IMAGEN DIVINA    
http://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2017/10/ii-transformados-por-el-espiritu-08.html
09. UN CORAZÓN NUEVO
http://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/03/ii-transformados-por-el-espiritu-09-un.html
10. SANTIFICAClÓN DE LOS LABIOS
http://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/03/ii-transformados-por-el-espiritu-10.html
11. UNA MENTE RENOVADA
http://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/03/ii-transformados-por-el-espiritu-11-una.html
12. CRUCIFIXIÓN DEL YO
http://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/05/ii-transformados-por-el-espiritu-12.html
13. TRANSFORMACIÓN DEL PENSAMIENTO
http://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/05/ii-transformados-por-el-espiritu-13.html
14. TRANSFORMACIÓN DE LOS GUSTOS
http://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/05/ii-transformados-por-el-espiritu-14.html
15. SOMETER AL TEMPERAMENTO
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/05/ii-transformados-por-el-espiritu-15.html
16. ORGULLO QUEBRANTADO
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/05/ii-transformados-por-el-espiritu-16.html
17. LIMPIANDO LA CASA
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/05/ii-transformados-por-el-espiritu-17.html
18. UN CARÁCTER SEMEJANTE A CRISTO
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/05/ii-transformados-por-el-espiritu-18-un.html
19. CON LA MENTE DE CRISTO
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/06/ii-transformados-por-el-espiritu-19-con.html
20. PERMANECER EN ÉL
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/06/ii-transformados-por-el-espiritu-20.html
21. CONTÉMPLALO A ÉL
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/06/ii-transformados-por-el-espiritu-21.html
22. COMPLETOS EN ÉL
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/06/ii-transformados-por-el-espiritu-22.html
23. DESCANSO EN ÉL
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/06/ii-transformados-por-el-espiritu-23.html
24. HECHOS A SU IMAGEN
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/06/ii-transformados-por-el-espiritu-24.html
25. COOPERAR CON EL ESPÍRITU
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/06/ii-transformados-por-el-espiritu-25.html
26. LIBRE DE LA MALDIClÓN DEL PECADO
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/06/ii-transformados-por-el-espiritu-26.html
27. SANTIFICADOS, MAS NO SIN PECADO
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/07/ii-transformados-por-el-espiritu-27.html
28. CRECIMIENTO CONTINUO
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/07/ii-transformados-por-el-espiritu-28.html
29. VICTORIA PASO A PASO
https://elespiritusantoesdivino.blogspot.com/2018/07/ii-transformados-por-el-espiritu-29.html

miércoles, 29 de mayo de 2019

UNA MEJOR MANERA DE VIVIR CON ROBERT COSTA/DEVOCIONAL/CLÁSICO/MHP “Conságrate a Dios todas las mañanas; haz de esto tu primer trabajo. Sea tu oración: "Tómame ¡oh Señor! como enteramente tuyo. Pongo todos mis planes a tus pies. Úsame hoy en tu servicio. Mora conmigo y sea toda mi 70 obra hecha en ti". Este es un asunto diario. Cada mañana conságrate a Dios por ese día. Somete todos tus planes a él, para ponerlos en práctica o abandonarlos según te lo indicare su providencia. Sea puesta así tu vida en las manos de Dios y será cada vez mas semejante a la de Cristo” CC. 69,70.




CANAL LA MANERA SABIA DE VIVIR (Comienza Tu Día, 
Escuchando La Voz De Dios) Ministerio Hno. PIO/IASD

lunes, 27 de mayo de 2019

01. DIOS TAMBIÉN TIENE REGLAS. RM EGW


*NUESTRA ÚNICA RESPONSABILIDAD
Como Supremo Legislador del universo, Dios ha ordenado leyes no sólo para el gobierno de todos los seres vivientes, sino de todas las operaciones de la naturaleza.  Todo, ya sea grande o pequeño, animado o inanimado, está bajo leyes fijas que no pueden ser desdeñadas.  No hay excepciones a esta regla, pues nada de lo hecho por la mano divina ha sido olvidado por la mente divina.  

Sin embargo, al paso que todo lo que hay en la naturaleza es gobernado por la ley natural, sólo el hombre, como ser inteligente, capaz de entender sus requerimientos, es responsable ante la ley moral.  

Sólo al hombre, corona de la creación divina, Dios ha dado una conciencia que comprende las demandas sagradas de la ley divina, y un corazón capaz de amarla como santa, justa y buena.  Del hombre se requiere pronta y perfecta obediencia.  Sin embargo, Dios no lo obliga a obedecer: queda como ser moral libre.

Son pocos los que comprenden el tema de la responsabilidad personal del hombre.  
Sin embargo, es un asunto de máxima importancia.  Todos podemos obedecer y vivir, o podemos transgredir la ley de Dios, desafiar su autoridad y recibir el castigo consiguiente.  

De modo que a cada alma le incumbe decididamente la pregunta: ¿Obedeceré la voz del cielo, las diez palabras pronunciadas en el Sinaí, o iré con la multitud que pisotea esta ígnea ley?  

Para los que aman a Dios, será la máxima delicia observar los mandamientos divinos y hacer aquellas cosas que son agradables a la vista de Dios.  Pero el corazón natural odia la ley de Dios y lucha contra sus santas demandas. los hombres cierran su alma a la luz divina, rehusando caminar en ella cuando brilla sobre ellos.  Sacrifican la pureza del corazón, el favor de Dios y su esperanza del cielo a cambio de la complacencia egoísta o las ganancias mundanales.

Dice el salmista: "la ley de Jehová es perfecta" (Sal. 19: 7). 
¡Cuán maravillosa es la ley de Jehová en su sencillez, su extensión y perfección!  Es tan breve, que podemos fácilmente aprender de memoria cada precepto, y sin embargo tan abarcante como para expresar toda la voluntad de Dios y tener conocimiento no sólo de las acciones externas, sino de los pensamientos e intenciones, los deseos y emociones del corazón. 

 Las leyes humanas no pueden hacer esto.  Sólo pueden tratar con las acciones externas.  Un hombre puede ser transgresor y, sin embargo, puede ocultar sus faltas de los ojos humanos.  Puede ser criminal, ladrón, asesino o adúltero, pero mientras no sea descubierto, la ley no puede condenarlo como culpable.  

La ley de Dios toma en cuenta los celos, la envidia, el odio, la malignidad, la venganza, la concupiscencia y la ambición que agitan el alma, pero que no han hallado expresión en acciones externas porque ha faltado la oportunidad aunque no la voluntad.  Y se demandará cuenta de esas emociones pecaminosas en el día cuando "Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala" (Ecl. 12: 14).


EL OBEDECER TRAE FELICIDAD
La ley de Dios es sencilla y se entiende fácilmente.  Hay hombres que se jactan orgullosamente de que sólo creen lo que pueden entender, olvidándose de que hay misterios en la vida humana y en la manifestación del poder de Dios, en las obras de la naturaleza: misterios que la filosofía más profunda, la investigación más extensa, son incapaces de explicar.  

Pero no hay misterios en la ley de Dios. Todos pueden comprender las grandes verdades que implica.  El intelecto más débil puede captar esas reglas; el más ignorante puede regular su vida y formar su carácter de acuerdo con la norma divina. 

 Si los hijos de los hombres obedecieran esta ley al máximo de su capacidad, ganarían fortaleza para su mente y poder de discernimiento para comprender todavía más el propósito y los planes de Dios.  Y este progreso sería continuo, no sólo durante la vida presente, sino durante los siglos eternos, pues no importa cuán lejos avancemos en el conocimiento de la sabiduría y del poder de Dios, siempre queda un infinito más allá.

La ley divina nos demanda amar a Dios sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos.  Sin el ejercicio de este amor, la más elevada profesión de fe es mera hipocresía...

Es esencial la obediencia a la ley, no sólo para nuestra salvación, sino para nuestra felicidad y para la felicidad de aquellos con quienes nos relacionamos.  

"Mucha paz tienen los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo" (Sal. 119: 165), dice la Palabra inspirada.  Sin embargo, el hombre finito presentará a la gente esta ley santa, justa y buena, esta ley de libertad que el Creador mismo ha adaptado para las necesidades del hombre, como un yugo de opresión, un yugo que nadie puede llevar.  Pero es el pecador el que considera la ley como un yugo penoso; es el transgresor el que no puede ver belleza en sus preceptos.  Pues la mente carnal "no se sujeta a la ley de Dios, ni tampoco puede" (Rom.  8: 7)...  


MÁS ALLÁ DE LAS PROHIBICIONES
Vivimos en un siglo de gran impiedad. Las multitudes están esclavizadas por costumbres pecaminosas y malos hábitos, y son difíciles de romper los grillos que las atan.  Como un diluvio, la iniquidad está inundando la tierra.  Ocurren diariamente crímenes casi demasiado horrorosos para ser mencionados.  

Y, sin embargo, hombres que profesan ser atalayas en las murallas de Sion quieren enseñar que la ley era sólo para los judíos y que caducó con los gloriosos privilegios que comenzaron en la era evangélica. 

¿No hay acaso una relación entre el desenfreno y el crimen imperantes, y el hecho de que los ministros y sus fieles sostienen y enseñan que la ley no está más en vigencia?

El poder condenador de la ley de Dios se extiende no sólo a lo que hacemos, sino a lo que no hacemos.  

No hemos de justificarnos dejando de hacer lo que Dios requiere. No sólo hemos de cesar de hacer el mal, sino que debemos aprender a hacer el bien.  


DIOS NOS HA DADO FACULTADES que deben ejercerse en buenas obras, y si no se emplean esas facultades, ciertamente seremos considerados como siervos malos y negligentes.  

Quizá no hayamos cometido atroces pecados; tales faltas quizá no estén registradas contra nosotros en el libro de Dios; pero el hecho de que nuestros actos no sean registrados como puros, buenos, elevados y nobles -lo que indica que no hemos cultivado los talentos que se nos confiaron-, nos coloca bajo condenación.

La ley de Dios existía antes de que el hombre fuera creado. Fue adaptada a las condiciones de seres santos: aun los ángeles eran gobernados por ella.  No se cambiaron los principios de justicia después de la caída.  Nada fue quitado de la ley.  No podía mejorarse ninguno de sus santos preceptos.  Y así como ha existido desde el comienzo, de la misma manera continuará existiendo por los siglos perpetuos de la eternidad.  Dice el salmista: "Hace ya mucho que he entendido tus testimonios, que para siempre los has establecido"
 (Sal. 119: 152).* EGW/RM 30-33 MHP

09. “LA SANGRE DE CRISTO Y SU JUSTICIA PURIFICA NUESTRA ADORACIÓN”

Ahora Bien, El Punto Principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la ...