jueves, 19 de octubre de 2017

II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU. 08. “RESTAURACIÓN DE LA IMAGEN DIVINA”


Y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. (Efesios 4: 23, 24). 

En el plan de restaurar la imagen divina en el hombre, se estableció que el Espíritu Santo, como agente modelador, actuara en las mentes humanas como si fuera Cristo mismo. Al aceptar la verdad, el hombre recibe la gracia de Jesús, la que lo induce a consagrar sus habilidades santificadas a la obra con la cual el Salvador se comprometió. De este modo, se convierte en un colaborador de Dios y en un agente cuyo entendimiento brilla con la verdad. 

 Quisiera preguntarle a la iglesia: ¿Ustedes ya cumplieron con el plan de Dios de esparcir las preciosas joyas del evangelio para dar a conocer la luz divina? Al observar la acción de los profesos seguidores de Dios, ¿qué pensarán sus ángeles cuando ven que la iglesia de Cristo es tan lenta para dar a conocer la luz de la verdad al mundo sumido en la oscuridad moral? 

 Las inteligencias celestiales saben que la cruz es el mayor centro de atracción. Conocen que mediante la cruz el hombre caído recibe la expiación que restablece la unidad con Dios. 
 *Los concilios celestiales miran a los que profesan haber aceptado a Cristo como Salvador personal, para certificar si imparten el conocimiento de la salvación a los que permanecen en tinieblas. 
*Los observan para saber si están dando a conocer el significado de la dispensación del Espíritu Santo, y cómo es que mediante la obra de este agente divino, la mente del hombre, manchada y corrupta por el pecado, puede desencantarse de las mentiras y representaciones de Satanás, para aceptar a Cristo como Salvador y única esperanza. Jesús dijo: "Yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca" (Juan 15: 16). 

 Como embajadora de Cristo, 
imploro a los que lean estas palabras 
a que presten atención cuando se los llame. 
"Si oyereis hoy su voz, 
no endurezcáis vuestros corazones" 
(Heb. 4: 7). 
 Sin vacilar un instante, pregunten: 
¿Pertenezco a Cristo?
 ¿Qué significa Jesús para mí? 
¿Cuál es mi obra? 
¿Cuáles son las características 
de los frutos que produzco?
 Review and Herald, 12 de febrero de 1895. 50 
 (Recibiréis Poder Con Elena G. de White)

II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU. 07. “FORTALECIMIENTO INTERIOR”


Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; porque si vivís conforme a la carne, moriréis; más si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. (Romanos 8: 12, 13).

 La promesa del Espíritu Santo no se limita a ninguna edad ni raza. Cristo declaró que la influencia divina de su Espíritu estaría con sus seguidores hasta el fin.  Desde el día del Pentecostés hasta ahora, el Consolador ha sido enviado a todos los que se han entregado plenamente al Señor y a su servicio. A todo el que ha aceptado a Cristo como Salvador personal, el Espíritu Santo ha venido como consejero, santificador, guía y testigo. 

 Cuanto más cerca de Dios han andado los creyentes, más clara y poderosamente han testificado del amor de su Redentor y de su gracia salvadora. Los hombres y las mujeres que a través de largos siglos de persecución y prueba gozaron de una medida de la presencia del Espíritu en sus vidas, se destacaron como señales y prodigios en el mundo. Revelaron ante los ángeles y los hombres el poder transformador del amor redentor. 

Los que en Pentecostés fueron dotados con el poder de lo alto, no quedaron desde entonces libres de tentación y prueba. Como testigos de la verdad y la justicia, repetidas veces eran asaltados por el enemigo de toda verdad, que trataba de despojarlos de su experiencia cristiana. Estaban obligados a luchar con todas las facultades dadas por Dios para alcanzar la medida de la estatura de hombres y mujeres en Cristo Jesús. 

 Oraban diariamente en procura de nuevas provisiones de gracia para poder elevarse más y más hacia la perfección. Bajo la obra del Espíritu Santo, aun los más débiles, ejerciendo fe en Dios aprendían a desarrollar las facultades que les habían sido confiadas y Llegaron a ser santificados, refinados y ennoblecidos. Mientras se sometían con humildad a la influencia modeladora del Espíritu Santo, recibían de la plenitud de la Deidad y eran amoldados a la semejanza divina.
Los hechos de los apóstoles, pp. 40, 41. 49 (Recibiréis Poder Con Elena G. de White)

miércoles, 18 de octubre de 2017

II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU. 06. “HUESOS SECOS VIVIFICADOS”


Y pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis, y os haré reposar sobre vuestra tierra; y sabréis que yo Jehová hablé, y lo hice, dice Jehová. (Ezequiel 37: 14).
 No es el agente humano el que inspira vida. El Señor Dios de Israel hará esa parte avivando la actividad en la naturaleza espiritualmente muerta. El aliento del Señor de los ejércitos debe entrar en los cuerpos muertos. En el juicio, cuando se descubran todos los secretos, se sabrá que la voz de Dios habló mediante el agente humano, despertó la conciencia aletargada, conmovió las facultades muertas e impulsó a los pecadores al arrepentimiento, a la contrición y al abandono de los pecados. Entonces se verá claramente que, mediante el agente humano, se impartió fe en Jesucristo al alma que estaba muerta en delitos y pecados y fue vivificada con vida espiritual. 

Pero esta comparación de los huesos secos no sólo se aplica al mundo, sino también a los que han sido bendecidos con gran luz, pues éstos también son como los esqueletos del valle. Tienen la forma de hombres, la estructura del cuerpo, pero no tienen vida espiritual. Sin embargo, en la parábola los huesos secos no quedan solamente unidos con apariencia de hombres, pues no es suficiente que haya simetría entre los miembros y el organismo entero. El aliento de vida debe vivificar los cuerpos para que puedan levantarse y entrar en actividad. 

 Esos huesos representan la casa de Israel, la iglesia de Dios, y la esperanza de la iglesia es la influencia vivificante del Espíritu Santo. El Señor tiene que impartir su aliento a los huesos secos para que puedan vivir. El Espíritu de Dios, con su poder vivificante, debe estar en cada agente humano para que pueda entrar en acción cada músculo y tendón espiritual. Sin el Espíritu Santo, sin el aliento de Dios, hay embotamiento de conciencia, pérdida de vida espiritual. 

 Muchos que carecen de vida espiritual tienen sus nombres en los registros de la iglesia; pero no están escritos en el libro de la vida del Cordero. Pueden figurar en la lista de miembros pero no están unidos al Señor. Quizá sean diligentes en el cumplimiento de determinados deberes, y ser considerados como seres vivientes; pero muchos están entre los que tienen "nombres de que" viven, y están muertos.
Comentario bíblico adventista, t. 4, p. 1187. 48 (Recibiréis Poder Con Elena G. de White)

II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU. 05. "ARCILLA EN MANOS DEL ALFARERO"


Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿no podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel?, dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel. (Jeremías 18: 4-6). 

Dejo mi pluma y elevo mi ser en oración para que el Señor dé aliento y vida a su pueblo que, por ser apóstata, se parece a huesos secos. El fin se acerca furtiva, silenciosa e imperceptible, como los pasos del ladrón que de noche sorprende a la guardia que no vela. Deseamos que el Señor conceda su Santo Espíritu a los ociosos, para que no sigan durmiendo como los demás; que sean sobrios y estén alertas. Después de haber desperdiciado la mayor parte del tiempo sin entregar al Alfarero el barro de su voluntad, ¿estaría dispuesto a cooperar con él para llegar a ser un vaso para su honra? Para ser susceptible a recibir las impresiones divinas, oh, ¡cuánto tiempo debe quedar la arcilla en manos del Alfarero y permanecer expuesta a los brillantes rayos de su justicia! 

 Si se le da oportunidad para que actúe en la vida, nada de origen terrenal y egoísta debe tolerarse a fin de que pueda modelar la imagen divina. El espíritu de la verdad santifica la vida interior. Cuando se comprende la grandiosidad de su obra, incluso los pensamientos se sujetan a Cristo.  Aunque supera nuestro entendimiento, es así como obra. 

¿Hay sabiduría en depender de las obras que realizamos? 
 Dejemos actuar a Dios en nuestro favor. ¿Hay alguna excelencia en la conducta y el carácter que pueda tener su origen en seres humanos finitos? No, todo procede de Dios, el gran centro o expresión del poder del alfarero sobre la arcilla. Oh, que los bendecidos por los tesoros de la verdad del Señor despierten para expresar de corazón: "Señor, ¿qué quieres que yo haga?" (Hech. 9: 6). Cada vez hay más luz para alumbrar a toda persona que desee compartirla con otros.
General Conference Daily Bulletin, 4 de febrero de 1893. 47 (Recibiréis Poder Con Elena G. de White)

II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU. 04. "PARTICIPANTES DE LA NATURALEZA DIVINA".


Por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia. (2 Pedro 1: 4).

 Un cristiano fuerte es quien tiene a Cristo formado dentro, la esperanza de gloria. Ama la verdad, la pureza y la santidad. Gracias a su amor a la Palabra de Dios, su vitalidad espiritual lo lleva a buscar la comunión con los que viven en armonía con ella, a fin de poder captar cada rayo de luz que Dios comunica para revelar a Jesús, con el propósito de hacerlo más precioso para el creyente. 

 El que tiene una fe sólida halla que Cristo es la vida del alma, y que para él es como una fuente que brota para vida eterna. Así, con placer, somete todo poder personal a la obediencia a Dios. 
 El Espíritu, con su influencia vivificante, guardará a ese creyente en el amor de Dios. 

A los cristianos se les escribe: "Gracia y paz os sean multiplicadas, en el conocimiento de Dios y de nuestro Señor Jesús. Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. 
 Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejarán estar ociosos ni sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo" (2 Ped. 1: 2-11).
Review and Herald, 11 de diciembre de 1894. 46 
(Recibiréis Poder Con Elena G. de White)

martes, 18 de julio de 2017

II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU. 03. UN TEMPLO PARA EL ESPÍRITU.


¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. (1 Corintios 6: 19, 20). 

Un poder ajeno y superior al hombre debe actuar sobre él para que en la edificación del carácter se utilicen materiales sólidos. Dios habita en el santuario del hombre. 

"¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo" 
(2 Cor. 6: 16). "¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyera el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es" (1 Cor. 3: 16, 17).

 "Porque por medio de él los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre. Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu" (Efe. 2: 18-22). 

El hombre no puede hacer de sí mismo un templo, a menos que se valga de la cooperación de Dios. El Señor tampoco puede hacer nada si la voluntad humana no se une con la del Omnipotente. 

Siendo que Jesús es el principal obrero, el agente humano debe trabajar con él para que se pueda completar el edificio celestial. Todo el poder y la gloria pertenecen a Dios, mientras que toda la responsabilidad descansa en el agente humano. Dios no puede hacer nada sin la cooperación del creyente. 
Review and Herald, 25 de octubre de 1892. 
(Recibiréis Poder Con Elena G. de White) 45

martes, 4 de julio de 2017

II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU. 02. ELEGIDOS PARA LA SALVACIÓN.


Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él. (Efesios 1: 4). 

En virtud de la gracia de Cristo y de la obra del Espíritu Santo, por fe debemos creer que somos elegidos por Dios para la salvación. Alabemos y glorifiquemos al Señor por tan maravillosa manifestación de su inmerecido favor. Es el amor de Dios lo que nos lleva a Cristo para ser recibidos en su gracia y presentados a su Padre. Entonces, en virtud de la obra del Espíritu Santo se renueva la divina relación entre Dios y el pecador. Él dice: "Y me seréis por pueblo, y yo seré vuestro Dios. Ejerceré mi amor perdonador en favor de ustedes, les daré mi gozo y, además, serán mi especial tesoro. Este pueblo que formé para mí mismo, públicamente me alabará" 
(véase Jer. 30: 22; 31: 1-33). 

Cristo está llamando a sus hijos y es de nuestro interés presente y eterno escuchar su invitación. Jesús dijo: "No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros" (Juan 15: 16). 

Todos los que desean ser conocidos como hijos de Dios deben responder al ofrecimiento, y ponerse en una situación donde la luz celestial pueda iluminarlos. 
Así podrán saber lo que significa ser oidores y hacedores de las palabras de Cristo, la luz del mundo, y ser aceptos en el amado. Dios ya hizo todo lo que podría hacer para garantizar la salvación. 

En un sólo don puso todos los tesoros del cielo. Él invita, y también suplica e insta. Pero nunca fuerza a los que llama. Espera la cooperación y aguarda el consentimiento de la voluntad con el fin de conceder al pecador las riquezas de su gracia, que están reservadas para el creyente desde la misma fundación del mundo... 
Él Señor no proyectó neutralizar al poder humano, sino que éste, cooperando con Dios, pueda hacer que el hombre llegue a ser un agente más eficiente en sus manos.  Aunque débil, falible, frágil, pecador e imperfecto, el Señor le ofrece el privilegio de ser copartícipe en su obra.- 
The Messenger, 26 de abril de 1893. 44 (Recibiréis Poder Con Elena G. de White)

II. TRANSFORMADOS POR EL ESPÍRITU. 01. NACIDOS DE NUEVO.


 Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. (Juan 3:3). "Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra" (Mat. 6: 10). 

Durante toda su existencia Cristo tuvo el propósito de dar a conocer la voluntad de Dios, tanto en la tierra como en los cielos. Dijo: "El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios... El que no naciere del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es" (Juan 3: 3, 5, 6). 

Para entrar a su reino Cristo no reconoce como necesaria la pertenencia a ninguna casta, color o nivel social. La admisión no depende de la riqueza o de la superioridad del linaje. Todos los que nacen del Espíritu son súbditos. Es el carácter espiritual lo que Cristo valora. Su reino no es de este mundo, y sus súbditos son los que participan de la naturaleza divina, "habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia". Es Dios quien nos concede dicha gracia.

 Cristo no encuentra a sus súbditos ya preparados para su reino; los hace aptos mediante su poder divino. Es la vida espiritual la que vivifica a los que están muertos en transgresiones y pecados. Las facultades que Dios da para propósitos santos son refinadas, purificadas y exaltadas. De este modo sus seguidores son guiados para formar un carácter a la semejanza divina. 
 Aunque no hayan usado bien sus talentos y por ser desobedientes se hayan hecho siervos del pecado, e incluso Cristo haya sido para ellos piedra de tropiezo y roca de agravio a causa de haber tropezado en su Palabra, sin embargo, gracias a la atracción de su amor, al fin son conducidos a la senda del deber. Cristo dijo: "He venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" (Juan 10: 10). 

Jesús es la luz de la vida e infunde su Espíritu a los que se dejan atraer con su poder invisible. Al rechazar su servidumbre al pecado, y al entrar en la atmósfera espiritual, pueden captar que han sido el pasatiempo de las tentaciones de Satanás, que han estado bajo su dominio, y que felizmente lograron quebrar el yugo de la concupiscencia de la carne. Satanás hace lo imposible para retenerlos. Los asalta con muchas tentaciones, pero el Espíritu actúa con el propósito de renovar la imagen que Dios creó en ellos. Review and Herald, 26 de marzo de 1895. 43 (Recibiréis Poder Con Elena G. de White)               
                                                                          

jueves, 29 de junio de 2017

RECIBIRÉIS PODER (31 ENLACES) I. LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO


 I. LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO
01. LA PROMESA DEL ESPÍRITU 
02. “EL CONSOLADOR”
03. “LA NATURALEZA DEL ESPÍRITU: UN MISTERIO” 
04. “EL ESPÍRITU: UN TESTIGO” 
05. “EL REPRESENTANTE DE CRISTO” 
06. “LA PALOMA CELESTIAL” 
07. “INVISIBLE COMO EL VIENTO” 
08. “ACEITE EN SUS VASIJAS” 
09. “EL ACEITE FLUYE CONSTANTEMENTE” 
10. “CORAZÓN CON LEVADURA” 
11. “AGUA VIVA PARA COMPARTIR” 
12. “SAVIA VIVIFICANTE” 
13. EL "VINO NUEVO"' DEL REINO 
14. “FUEGO ARDIENTE” 
15. “LENGUAS DE FUEGO” 
16. “DADOR DE UNA VIDA NUEVA” 
17. “LLUVIAS DE GRACIA” 
18. “EL ESPÍRITU ES NUESTRO AYUDADOR” 
19. “EL ESPÍRITU INTERCEDE POR NOSOTROS” 
 20. “EL ESPÍRITU NOS HACE HIJOS DE DIOS” 
21. “EL ESPÍRITU SE MUEVE EN NUESTRO MEDIO” 
 22. EL ESPÍRITU NOS VISITA. 
23. EL ESPÍRITU NOS HABLA. 
24. EL ESPÍRITU NOS ILUMINA 
25. EL ESPÍRITU PUEDE SER AGRAVIADO. 
26. EL ESPÍRITU PUEDE ALEJARSE. 
27. EL PECADO CONTRA EL ESPÍRITU. 
28. LA VOLUNTAD RECHAZA AL ESPÍRITU. 
29. TIEMPO PARA ARREPENTIRSE. 
30. EL ESPÍRITU ESPERA PACIENTEMENTE 
31. EL ESPÍRITU SIEMPRE ESPERA. 

miércoles, 28 de junio de 2017

I. LA VENIDA DEL ESPÍRITU: 31. EL ESPÍRITU SIEMPRE ESPERA.


Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he enseñado. (Juan 14: 26). 

El Espíritu Santo siempre espera la oportunidad para hacer su obra en el corazón del creyente. Los que desean aprender pueden establecer una estrecha relación con Dios. Esto los hace acreedores de la promesa de que el Consolador les enseñará y hará recordar todas las cosas, y que Jesús va a cumplir lo que prometió a sus discípulos cuando estuvo en la tierra. Pero si dejamos de relacionarnos con Dios, no podremos seguir siendo alumnos en la escuela de Cristo. Como consecuencia, perderemos interés en las otras almas por las cuales él también murió. 

Resultó muy difícil para los discípulos establecer la diferencia entre las lecciones de Cristo y las enseñanzas de los rabinos, escribas y fariseos. La formación que recibieron para respetarlas como la voz de Dios, fue un poder sobre su mente que moldeó su manera de pensar. Los discípulos no podrían vivir y hacer brillar la luz para que actuara sobre ellos, a menos que se liberaran de la influencia que ejercían los dichos y mandamientos humanos, y que las palabras de Cristo, con un mensaje diferente, fueran atesoradas en sus mentes y corazones como joyas preciosas, apreciadas y amadas.

 Jesús vino al mundo, vivió una vida santa y murió para entregarle a su iglesia su legado precioso e invalorable. Hizo a sus discípulos depositarios de las doctrinas más preciosas para ponerlas en las manos de su iglesia, sin la mezcla de los errores y las tradiciones humanas. Se dio a conocer a sí mismo como la luz del mundo y el Sol de justicia. A ella le prometió el Consolador, el Espíritu Santo, que el Padre enviaría en su nombre. "No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros" (Juan 14: 18). 

 El Espíritu divino, prometido por el Redentor del mundo, es la presencia y el poder de Dios. 
 Él no dejará a su pueblo destituido de la gracia, para ser abofeteado por el enemigo de Dios y hostilizado por la opresión del mundo. El vendrá a ellos.- Signs of the Times, 16 de noviembre de 1891. 42

I. LA VENIDA DEL ESPÍRITU: 30. EL ESPÍRITU ESPERA PACIENTEMENTE.



He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo. (Apocalipsis 3: 20). 

Todos, desde el mayor hasta el menor, deben ser enseñados por Dios. Podemos ser instruidos por el hombre para ver claramente la verdad, pero sólo Dios puede enseñar para recibir la verdad salvadora, y para que las palabras de vida eterna sean atesoradas en corazones honestos y buenos, Pacientemente el Señor está esperando instruir a cada creyente sincero que desea ser enseñado.

 La dificultad no reside en el instructor, el mayor de todos los Maestros, sino en el aprendiz que, aferrándose a sus propias impresiones e ideas, no renuncia a las teorías humanas y tampoco está dispuesto a aprender con humildad. 

 No permiten que sus conciencias y sus corazones sean educados, disciplinados y adiestrados: como el granjero para labrar la tierra y el arquitecto para construir un edificio. "Somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios" (1 Cor. 3: 9). Cada uno debe ser labrado, moldeado y adaptado a la semejanza divina.

 Mi querido amigo, joven o anciano, Cristo dice: "Si no coméis la carne del Hijo de hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros; si no acepta las palabras de Cristo como las de un consejero suyo, no podrá dar a conocer su sabiduría ni su vida espiritual. "El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna... Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él" (Juan 6: 53-56).
 Cristo dijo: "El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida" (v. 63).

 Gracias al Espíritu, y al obrar por amor, los que investigan las Escrituras y con fervor buscan entenderla y aceptarla, además de experimentar la santificación que conduce al corazón de la verdad, también serán ayudados a tener la fe que purifica al creyente. Al alimentarse del Pan de la vida nutrirán todos los nervios y músculos espirituales.- Manuscript Releases, t. 8, pp. 162, 163. 41

I. LA VENIDA DEL ESPÍRITU: 29. TIEMPO PARA ARREPENTIRSE.


Así pues, nosotros, como colaboradores suyos, os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios. Porque dice: En tiempo aceptable te he oído, y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación. (2 Corintios 6:1,2). 

Hermano P, usted pregunta si ha cometido el pecado que no tiene perdón en esta vida o en la venidera. Contesto que no veo la menor evidencia de que éste sea el caso. 

¿En qué consiste el pecado contra el Espíritu Santo? 
 En atribuir voluntariamente a Satanás la obra del Espíritu Santo.

 Supongamos, por ejemplo, que uno presencia la obra especial del Espíritu de Dios. Tiene evidencia convincente de que la obra está en armonía con las Escrituras, y el Espíritu testifica a su espíritu que es de Dios. Pero más tarde, cae bajo la tentación -lo domina el orgullo, la suficiencia propia, o alguna otra característica mala y, rechazando toda la evidencia de su carácter divino, declara que lo que antes conoció como ser del Espíritu Santo era poder de Satanás. 

Por medio de su Espíritu es como Dios obra en el corazón humano; y cuando los hombres rechazan voluntariamente al Espíritu y declaran que es de Satanás, cortan el conducto por medio del cual Dios puede comunicarse con ellos. Al negar la evidencia que a Dios le agradó darles, apagan la luz que había resplandecido en sus corazones, y como resultado son dejados en tinieblas. Así se cumplen las palabras de Cristo: "Mira pues, si la lumbre que en ti hay, es tinieblas" (Luc. 11: 35). 

 Por un tiempo, las personas que han cometido este pecado pueden aparentar ser hijos de Dios; pero cuando se presentan circunstancias que han de desarrollar el carácter, y manifestar qué clase de espíritu las posee, se descubrirá que están en el terreno del enemigo, bajo su negro estandarte. 

Hermano mío el Espíritu le invita hoy. Acuda de todo corazón a Jesús. Arrepiéntase de sus pecados, haga su confesión a Dios, abandone toda iniquidad y podrá acogerse a sus promesas. "Mirad a mí, y sed salvos" (Isa. 45: 22), es su misericordiosa invitación.- Joyas de los testimonios, t. 2, pp. 265, 266. 40

I. LA VENIDA DEL ESPÍRITU: 28. LA VOLUNTAD RECHAZA AL ESPÍRITU.


A cualquiera que dijera alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo, ni en el venidero. (Mateo 12:32).

 Precisamente antes de esto, Jesús había realizado por segunda vez el milagro de sanar a un hombre poseído, ciego y mudo, y los fariseos habían reiterado la acusación: "Por el príncipe de los demonios echa fuera demonios" (Mat. 12: 24). 
 Cristo les dijo claramente que al atribuir la obra del Espíritu Santo a Satanás, se estaban separando de la fuente de bendición. Los que habían hablado contra Jesús, sin discernir su carácter divino, podrían ser perdonados; porque podían ser inducidos por el Espíritu Santo a ver su error y arrepentirse. 

 Cualquiera que sea el pecado, si el alma se arrepiente y cree, la culpa queda lavada en la sangre de Cristo; pero el que rechaza la obra del Espíritu Santo se coloca donde el arrepentimiento no puede alcanzarle. 

Es por el Espíritu Santo como Dios obra en el corazón. Cuando los hombres rechazan voluntariamente al Espíritu y declaran que es de Satanás, cortan el conducto por el cual puede comunicarse con ellos. Cuando rechazan finalmente al Espíritu, no hay nada más que Dios pueda hacer por el alma.

 No es Dios quien ciega los ojos y endurece los corazones de los hombres. Les manda luz para corregir sus errores, y conducirlos por sendas seguras; es por el rechazo de esta luz como los ojos se ciegan y el corazón se endurece. Con frecuencia esto se realiza gradual y casi imperceptiblemente. 

 Viene luz al alma por la Palabra de Dios, por sus siervos, o por la intervención directa de su Espíritu; pero cuando un rayo de luz es despreciado, se produce un embotamiento parcial de las percepciones espirituales, y se discierne menos claramente la segunda revelación de la luz. Así aumentan las tinieblas hasta que anochece en el alma. 
 Así había sucedido con estos dirigentes judíos. Estaban convencidos de que un poder divino acompañaba a Cristo, pero a fin de resistir a la verdad, atribuyeron la obra del Espíritu Santo al poder de Satanás. Al hacer esto, prefirieron deliberadamente el engaño; se entregaron a Satanás, y desde entonces fueron dominados por su poder.- El Deseado de todas las gentes, pp. 289, 290. 39

I. LA VENIDA DEL ESPÍRITU: 27. EL PECADO CONTRA EL ESPÍRITU.


 Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; más la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada. (Mateo 12: 31). 

Escribo este mensaje a quienes anduvieron en la luz, tuvieron privilegios, recibieron advertencias y súplicas, y no hicieron ningún esfuerzo definido para darse a sí mismos en completa rendición a Dios. Este aviso es para que ninguno, por temor de haber pecado contra el Espíritu Santo, quede a la deriva y sumergido en un letargo mortal, sin recibir perdón jamás. 

¿Por qué permanecer en la escuela de Satanás siguiendo una dirección que imposibilita el arrepentimiento y la reforma? 
¿Tiene sentido resistir las propuestas de su gracia? 
¿Por qué dice: "Déjenme solo", hasta que Dios sea forzado a darle lo que usted desea? 

Los que resisten al Espíritu de Dios piensan que algún día se van a arrepentir y dar el paso para una reforma; pero el arrepentimiento está más allá de su poder. Según la luz y los privilegios concedidos, así será la oscuridad en la que se sumirán los que rechacen andar en la luz mientras tienen luz. 

Nadie necesita considerar el pecado contra el Espíritu Santo como un asunto misterioso e indefinible. Es el continuo rechazo de las invitaciones de arrepentimiento. 
 Si uno se niega a creer en Cristo como su salvador personal, tendrá oscuridad en lugar de luz, y gustará de la atmósfera que rodeó al primer gran apóstata. 
 Si escoge ese ambiente en vez del medio que rodea al Padre y al Hijo, Dios respeta su decisión. 

 Al considerar este tema, ninguno necesita desanimarse. No deje caer a los que se esfuerzan por hacer la voluntad del Maestro. Su esperanza es Dios. El Señor Jesús ha manifestado infinita consideración y aprecio por usted. Dejó la corte real y su trono para vestir su divinidad con la humanidad, y morir la vergonzosa muerte de cruz a fin de que usted pueda ser salvo.- Review and Herald, 29 de junio de 1897. 38

I. LA VENIDA DEL ESPÍRITU: 26. EL ESPÍRITU PUEDE ALEJARSE.


¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteara al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciere afrenta al Espíritu de gracia? (Hebreos 10:29). 

Los que resisten al Espíritu de Dios, y provocan su alejamiento, ignoran cuán lejos puede llevarlos Satanás. Cuando el Espíritu Santo se distancia, imperceptiblemente el creyente comienza a hacer las cosas que, por efecto de la luz, una vez consideró pecaminosas. A menos que escuche las advertencias se verá envuelto en una decepción tal, como en el caso de Judas, que lo enceguecerá y hará de él un traidor. 

 Seguirá paso a paso los pisadas de Satanás. 
¿Quién podrá contrarrestar sus propósitos? 
¿Podrá un ministro suplicar por él y defenderlo? 
 Todas sus palabras son como fábulas sin sentido. Al elegir a Satanás como compañero interpreta erróneamente la palabra hablada, y, como resultado, su comprensión es mal orientada por efecto de una luz que no es la verdadera. 

Cuando el Espíritu de Dios es agraviado, cada llamamiento que hacen los siervos del Señor no tiene significado para ellos. Cambian el sentido a cada palabra. Se ríen y ponen en ridículo las advertencias más solemnes de las Escrituras. Si no estuvieran hechizados por las agencias satánicas, los haría temblar. 
 Resulta en vano toda invitación que se les haga. No desean escuchar reproches ni consejos. Desprecian toda súplica del Espíritu. Desobedecen los mandamientos de Dios que una vez vindicaron y exaltaron. 
 Las palabras del apóstol bien podrían tocar la fibra sensible de esta gente: "¿Quién os fascinó para no obedecer a la verdad" (Gál. 3: 1)? Siguen el consejo de su propio corazón hasta que la verdad ya no tiene ningún sentido para ellos. 

 Barrabás fue elegido y Cristo rechazado. Es esencial vivir en armonía con cada palabra de Dios. 
 De no ser así, la vieja naturaleza se irá reafirmando constantemente. 

 Es el Espíritu Santo, verdadera gracia redentora, el que unifica a los seguidores de Cristo y los hace uno con Dios. Es el único que puede desalojar la enemistad, la envidia y la incredulidad. Santifica los afectos, restaura la disposición de espíritu y rescata del poder de Satanás a los deseos más íntimos. 

 Esta es la virtud de la gracia. Es un poder divino. Gracias a su influencia se produce un cambio en los hábitos, las costumbres y las prácticas que, si son acariciadas, separan al hombre de Dios. La obra de la santificación se puede apreciar en el creyente por su progreso y continuo crecimiento.- Review and Herald, 12 de octubre de 1897. 37

I. LA VENIDA DEL ESPÍRITU: 25. EL ESPÍRITU PUEDE SER AGRAVIADO.


Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. (Efesios 4:30). 
Quisiera que todos mis hermanos y hermanas pudieran recordar que es un asunto serio contristar al Espíritu Santo. Se entristece cuando el agente humano actúa en forma independiente, y cuando rehúsa entrar en el servicio del Señor porque considera que la cruz es muy pesada, o el renunciamiento demasiado grande. 

 El Espíritu busca habitar en cada creyente, y si es bienvenido como huésped de honor, los que lo reciben llegarán a ser perfectos en Cristo la buena obra comenzada será concluida, y los pensamientos santos, los sentimientos celestiales y las acciones semejantes a las de Cristo ocuparán el lugar de los pensamientos impuros, los sentimientos perversos y los actos de rebeldía. 

El Espíritu Santo es el maestro divino. Si deseamos aprender sus lecciones, llegaremos a ser sabios en la salvación. Sin embargo, necesitamos guardar bien nuestros corazones, puesto que con frecuencia olvidamos las instrucciones divinas que nos instan a no proceder de acuerdo con las inclinaciones naturales de una mente no consagrada. 

 Cada uno necesita pelear su propia batalla contra el egoísmo. Preste atención a las enseñanzas del Espíritu Santo. Si las escucha, las repetirá una y otra vez hasta que las impresiones se graben en forma indeleble, como si hubieran sido esculpidas en la roca.

 Siendo que Dios nos compró, reclama un trono en cada corazón. Mente y cuerpo tienen que estar subordinados a él. Los hábitos naturales y apetitos, deben quedar subyugados por los deseos más elevados del ser. Sin embargo, no podemos depender de nosotros mismos para realizar esta obra. 

 Es imposible estar seguros si pretendemos ser nuestros propios guías. El Espíritu Santo debe renovarnos y santificarnos. 
 En el servicio de Dios no puede haber obras a medias, los que profesan servirle y son indulgentes con sus impulsos naturales, van a descarriar a otros creyentes. Cristo dijo: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente" (Mat. 22: 37). "Haz esto, y vivirás" (Luc. 10: 28).- Manuscript Releases, t. 18, pp. 47, 48. 36

I. LA VENIDA DEL ESPÍRITU: 24. EL ESPÍRITU NOS ILUMINA.


Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va. (Juan 12: 35).

 Jesús dijo: "Andad entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas". Junta cada rayo; no dejes pasar uno. Anda en la luz. Practica cada precepto de la verdad que te fue presentada. Vive cada palabra que sale de la boca de Dios y como resultado, seguirás a Cristo en todos sus caminos. 
 Cuando el Señor presenta una evidencia tras otra, y agrega más luz a la ya concedida, ¿por qué el creyente necesita vacilar? 
¿Por qué es tan negligente para avanzar guiado por la luz hacia una luminosidad mayor? 
 El Señor no rehúsa dar el Espíritu a quien se lo pide. 

 Cuando la convicción toca las cuerdas sensibles de la conciencia, ¿por qué no prestarle oídos para escuchar la voz del Espíritu de Dios? Cada vacilación y postergación nos sitúa en una posición en la que nos resulta cada vez más difícil aceptar la luz celestial y, por último, parece imposible que las admoniciones y advertencias nos impresionen. Los pecadores expresan cada vez con mayor facilidad: "Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré" (Hech. 24: 25). 

Conozco los peligros en que se encuentran los que rehúsan andar en la luz que Dios les ha dado. Ellos mismos provocan la terrible crisis por seguir sus propios caminos y proceder según su criterio personal. La conciencia resulta cada vez menos sensible y la voz de Dios parece cada vez más lejana; así es como el obrador de maldad queda liberado a su propia infatuación. Con obstinación resiste cada llamado, desprecia cada consejo y advertencia. 
 Como el mensajero de Dios ya no impresiona su mente, rechaza cada provisión que garantiza su propia salvación. 

 El Espíritu de Dios deja de ejercer su poder para refrenar. Como consecuencia, se escucha la sentencia: "Efraín es dado a ídolos; déjalo" (Ose. 4: 17). ¡Oh, cuán obscura, sombría y obstinada es la independencia! Parece que la insensibilidad de la muerte se apoderara del corazón. Este es el proceso que sigue el que rechaza la obra del Espíritu Santo.- Review and Herald, 29 de junio de 1897. 35

domingo, 4 de junio de 2017

I. LA VENIDA DEL ESPÍRITU: 23. EL ESPÍRITU NOS HABLA.


Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí. (Juan 15: 26). 

El Señor ha condescendido en darle a usted la efusión de su Santo Espíritu. En las reuniones campestres, y en varias de nuestras instituciones, se le ha dado una gran bendición. Ha recibido la visita de mensajeros celestiales, portadores de luz, verdad y poder. No fue por medios extraños como Dios lo bendijo. ¿Cómo Cristo puede subyugar a su pueblo escogido? Por el poder de su Santo Espíritu. A través de las Escrituras es que Dios habla a la mente e imprime la verdad en los corazones de los hombres.

 Antes de la crucifixión, Cristo prometió a sus discípulos que les enviaría al Consolador. Dijo: "Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya, porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio" (Jn. 16:7,8). 
 "Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. 
 El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber" 
(vers. 13, 14). 

Al haberse minimizado la promesa de Cristo, y a causa de la escasez del Espíritu Santo, la espiritualidad de la ley y sus eternas obligaciones no han sido comprendidas. Los que profesan amar a Cristo no han captado la relación que existe entre ellos y Dios, y su comprensión aún permanece en la oscuridad. 

 Vagamente entienden la admirable gracia de Dios, quien dio a su Hijo unigénito para salvar al mundo. Tampoco captan lo distante que están de las exigencias de la santa ley, y cuan íntimamente deben ser asimilados sus preceptos para que se manifiesten en la vida práctica. No han visto cuán grande es la necesidad y el privilegio de orar, de arrepentirse y de aceptar las palabra de Cristo.

 Es responsabilidad del Espíritu Santo dar a conocer el modelo de consagración que Dios acepta. Mediante el Espíritu Santo, la persona es iluminada, y el carácter es renovado, elevado y santificado.
Review and Herald, 30 de enero de 1894. 34 
(Recibiréis Poder de E.G. de White)
  

jueves, 1 de junio de 2017

I. LA VENIDA DEL ESPÍRITU: 22. EL ESPÍRITU NOS VISITA.


En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa. (Efesios 1: 13). 

Mediante la profunda acción del Espíritu de Dios me fue mostrado el ministerio de visitación del Espíritu Santo. Me alertó acerca de los peligros a que se verán expuestos los creyentes. Habrán de encarar los más fieros asaltos del enemigo, quien los presionará con tentaciones destinadas a neutralizar la obra del Espíritu de Dios. Su propósito es impedir que las importantes verdades presentadas por el Espíritu Santo purifiquen y santifiquen a los que recibieron la luz celestial y para que Cristo no pueda ser glorificado en ellos. La oportunidad de contar con una mayor luz celestial, pero ésta no es apreciada como sagrada y ni se le permite actuar, producirá oscuridad espiritual. 

 Además, si el creyente no valora las impresiones hechas por el Espíritu de Dios, desaparecerá de la mente el terreno santo que ocupaba. Los que estén dispuestos a realizar avances en su conocimiento espiritual, deben permanecer junto a la fuente de Dios para beber una y otra vez del pozo de la salvación que les ha sido abierto gratuitamente. Nunca deben abandonar este manantial que refresca, para que su corazón, pletórico de gratitud y amor, sea un exponente de la bondad y de la compasión de Dios.

 Continuamente deben beber del líquido vital... "Más os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis" (Juan 6:36).  En el caso de muchos, esto se ha cumplido literalmente. A pesar de que el Señor les ha dado a conocer la verdad, les ha mostrado su carácter misericordioso y los ha iluminado, se vuelven incrédulos y no les importa todas esas manifestaciones de compasión y amor.

 Percibieron la profunda obra del Espíritu de Dios; sin embargo, cuando fueron objetos de las tentaciones insidiosas de Satanás, que generalmente ataca después de un período de reavivamiento, no resistieron la prueba hasta la muerte por no compartir la luz que los recibieron, pudiendo haber estado en terreno ventajoso, fueron aplastados por el enemigo. Deberían haber obrado y procedido en armonía con las sagradas revelaciones del Espíritu Santo, pero, al no hacerlo, sufrieron gran pérdida. 
-Review and Herald, 30 de enero de 1894. 33 

(Recibiréis Poder de E.G. de White)

martes, 16 de mayo de 2017

I. LA VENIDA DEL ESPÍRITU: 21. “EL ESPÍRITU SE MUEVE EN NUESTRO MEDIO”


En esto conocemos que pertenecemos en él, 
y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu.
 (1 Juan 4: 13). 

Aunque no podamos ver al Espíritu de Dios, sabemos que bajo su acción el hombre, que estaba muerto en transgresiones y pecados, es convencido y convertido.  El descuidado y díscolo llega a ser serio.  El endurecido se arrepiente de sus pecados, y el que no tiene fe se hace creyente. El jugador, el borrachín y el licencioso se vuelve firme, sobrio y puro. 
El rebelde y obstinados llega a ser dócil y semejante a Cristo.  
 Cuando observamos estos cambios, podemos estar seguros de que el poder transformador de Dios ha convertido a esa persona. 

No vemos al Espíritu, pero sí es posible captar las evidencias de su obra que cambia el carácter del más endurecido y obstinado de los pecadores. Así como el viento mueve con su fuerza al más elevado de los árboles y los derriba, del mismo modo el Espíritu Santo puede actuar en el corazón humano, sin que ningún hombre finito pueda circunscribir la obra de Dios. 

Su Espíritu se manifiesta en cada persona de maneras diferentes. Aunque algunos tiemblen ante el poder de Dios y el de su Palabra, sus convicciones llegan a ser tan profundas que, aun cuando estalle en su corazón un huracán o una agitación de sentimientos, su ser entero se postra inconmovible ante el poder convincente de la verdad. 

Cuando el Señor perdona al pecador arrepentido, éste se llena del. amor de Dios, de fervor y de energía. Al ser recibido, el Espíritu que da vida no puede ser reprimido. Cristo en él es una fuente de agua que brota para vida eterna. Sus sentimientos de amor son tan hondos y ardientes como lo fue su angustia y agonía. Se asemeja a una fuente profunda que se rompe y se derrama en acción de gracia y alabanza, en agradecimiento y felicidad; hasta las arpas celestiales sintonizan con sus notas de regocijo. 
La historia que tiene para relatar no la cuenta de un modo conciso, común y metódico. 
Es un creyente rescatado por los méritos de Cristo Jesús, y su ser entero se conmueve con la realización de la salvación de Dios.
Review and Herald, 5 de mayo de 1896. 32
(Recibiréis Poder de E.G. de White) 

09. “LA SANGRE DE CRISTO Y SU JUSTICIA PURIFICA NUESTRA ADORACIÓN”

Ahora Bien, El Punto Principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la ...